miércoles, 4 de noviembre de 2009

CAPITULO 4 - Tempted (TENTADA)

Zoey

- Me sentí atraída hacia Kalona desde el primer momento en que le vi – dije lentamente. No le mentiría a la abuela, pero eso no significaba que decirle la verdad fuera fácil.- Aunque casi todos los novatos y hasta los vampiros estaban atraídos por él, en realidad, era como si estuvieran bajo algún tipo de hechizo que era capaz de usar.
La abuela asintió. - Ya lo había oído de Stevie Rae. ¿Pero era diferente contigo? ¿Más que esa atracción mágica que tiene?
- Sí. Conmigo no era que estuviera bajo su magia – tragué por la sequedad de mi garganta – No estaba engañada pensando que era Erebus quien había venido a la tierra, y sabía que planeaba algo malo con Neferet. Vi su oscuridad. Pero también quería estar con él (no sólo porque creía que él podría ser capaz de elegir ser bueno, sino porque le quería aunque sabía que estaba mal).

- Pero luchaste contra ese deseo, u-we-tsi-a-ge-ya. Elegiste tu propio camino, el de amor, bondad y tu Diosa, y por lo tanto, la criatura fue desterrada. Elegiste el amor – repitió lentamente. – Deja a eso ser el bálsamo para la herida que abrió en tu alma.

El sentimiento de pánico de mi pecho empezó a desaparecer. - Puedo seguir mi propio camino – dije con más convicción de la que había sentido al darme cuenta de que era A-ya reencarnada. Entonces fruncí el ceño. No había nada que desmintiera que ella y yo estábamos conectadas. Llámalo esencia o alma o espíritu o lo que sea, me ataba a un inmortal siendo como la tierra que le había encarcelado durante siglos. – No soy A-ya, - repetí más despacio – pero no he terminado con Kalona. ¿Qué hago, abuela?

La abuela cogió mi mano entre las suyas y la apretó. - Como has dicho, tú sigues tu camino. Y ahora ese camino te está guiando a una suave y cálida cama y un día entero de siesta.

- ¿Aun en tiempo de crisis?

- Una cosa a la vez – dijo.
- Y es hora de que sigas tu propio consejo, Sylvia – dijo la hermana María Ángela entrando en la habitación con una taza Dixie de agua en una mano y pastillas en la otra.

La abuela sonrió con cansancio a la monja y cogió la medicina. Me di cuenta de que sus manos temblaban mientras ponía las pastillas en su lengua y tragaba el agua.

- Abuela, ahora voy a dejarte descansar.

- Te quiero, u-we-tsi-a-ge-ya. Lo has hecho bien, hoy.

- No podría haberlo hecho sin ti. También te quiero, abuela - Me agaché y besé su frente. Mientras ella cerraba sus ojos y se ponía cómoda en sus cojines con una alegre sonrisa, seguí a la Hermana María Ángela desde la habitación y disparé las preguntas tan pronto como estuvimos en el pasillo. ¿Encontro habitaciones para todos? ¿Están los novatos rojos portándose bien? ¿Tiene alguna pista de si Stevie Rae mandó a Erik, Heath y quien sea más juntos para mirar alrededor de la abadía? ¿Está todo bien ahí fuera?

La hermana María Ángela alzó su mano para detener mi avalancha de palabras. - Niña, respira y déjame hablar – suprimí un suspiro pero me las arreglé para estar callada siguiéndola por el corredor mientras me explicaba que ella y las monjas habían puesto una cómoda zona como residencia de estudiantes para los novatos rojos en el sótano, después de que Stevie Rae le dijera que estarían más cómodos abajo. Mi pandilla estaba arriba en los dormitorios de invitados, y sí, los habían revisado los alrededores en busca de Cuervos Mocker.
- ¿Sabe? Usted es increíble – le sonreí cuando nos parábamos fuera de una puerta cerrada al final del largo pasillo. - Gracias.
- Soy la sirvienta de mi señorita, y eres bienvenida – dijo simplemente y mantuvo la puerta abierta para mí. – Esta es la escalera que lleva al sótano. Me han dicho que la mayoría de los niños están abajo.

-¡Zoey! Ahí estás. Tienes que venir a ver esto. No te creerás lo que hizo Stevie Rae – dijo Damien corriendo por las escaleras hacia nosotras.

Sentí mi estómago encogerse. - ¿Qué? – Inmediatamente, empecé a bajar para reunirme con él. - ¿Qué está mal?

El me sonrió. - Nada. ¡Es increíble! – Damien me tomó de la mano y tiró de mí.

- Damien tiene razón – dijo la hermana María Ángela, bajando detrás de nosotras. – Pero creo que increíble es la palabra equivocada.

- ¿La palabra adecuada es más bien algo como “terrible” u “horrible”?

El volvió a tomar mi mano. - Deja de preocuparte tanto. Le ganaste a Kalona y a Neferet esta noche, todo va a estar bien.
Apreté su mano y tuve que sonreír y parecer menos preocupada, aunque sabía en el fondo de mi corazón, de mi alma, lo que había pasado esta noche no había sido un final ni una victoria. Había sido un terrible, horrible comienzo.
-¡Wow! – miré con incredulidad.
- Wow es poco para esto, que es increíble – dijo Damien

– ¿Stevie Rae realmente hizo esto?.

- Eso es lo que me dijo Jack – dijo Damien. Él y yo estuvimos lado a lado intentando mirar en la oscuridad del hueco de la tierra.

- Ok, espeluznante – dije mis pensamientos en voz alta.

Damien me lanzó una mirada rara. - ¿Qué quieres decir?

- Bueno – hice una pausa, no totalmente segura de lo que quería decir, aunque definitivamente el túnel me hacía sentir incómoda – Eh… está muy oscuro

Damien se rió. - Por supuesto que está oscuro. Se supone que debe estar oscuro. Es un agujero en la tierra.

-Para mí es más natural que un agujero bajo tierra – dijo la Hermana María Ángela uniéndose a nosotros en la boca del túnel, mirando con nosotros su negra longitud. – Por alguna razón, me reconforta. Tal vez es la forma en que huele

Los tres inhalamos. Yo olía, bueno, sucio. Pero Damien dijo: - Huele rico y sano.
- Como tierra nueva – coincidió la monja.

- Ves, no es asqueroso, Z. Definitivamente me escondería aquí durante un tornado – dijo Damien.

Sintiéndome demasiado delicada y tonta, dejé salir una larga respiración y miré hacia el túnel, intentando verlo con nuevos ojos y sentirlo con un instinto más exacto.

-¿Puedo usar su lámpara de luz un segundo, Hermana?

-Por supuesto – la Hermana María Ángela me alcanzó la gran lámpara, cuadrada y pesada, que había llevado con nosotros desde el sótano principal hasta esta pequeña sección a la que llamó su bodega de vegetales crudos. La tormenta de hielo que había cubierto Tulsa durante los días pasados había eliminado el poder de la abadía (que tenía más poder que la ciudad). Tenían generadores de gas, así que en la parte principal de la abadía había unas cuantas luces eléctricas encendidas, y un poco más adelante los montones de velas que a las monjas les gustaban tanto, pero no habían utilizado electricidad en la bodega, y la única iluminación venía de la lámpara de la monja. Con esta iluminé al agujero de la tierra. El túnel no era muy grande. Si estirase los brazos, podría tocar fácilmente los dos lados. Miré arriba. Sólo había un pie entre mi cabeza y el techo.
Inhalé otra vez, intentando encontrar la sensación de comodidad que la monja y Damien sentían obviamente. Arrugué la nariz. El sitio apestaba a humedad, raíces y cosas que se movían por toda la superficie. Sospeché que esas cosas se deslizaban y se arrastraban, lo que me hizo sentir escalofríos. Entonces, me sacudí mentalmente. ¿Por qué un túnel en la tierra parece tan asqueroso? Tenía una afinidad por la tierra. Podría conjurarla. No debería tener miedo de ella.
Rechinando mis dientes, di un paso en el túnel. Entonces otro. Y otro.
-Hey, Z, no vayas demasiado lejos. Sólo tienes una luz, y no me gustaría dejar a la Hermana María Ángela aquí atrás en la oscuridad. Podría asustarse
Negué con la cabeza y, sonriendo, me di la vuelta, iluminando la entrada y la cara preocupada de Damien y la serena de la Hermana María Ángela.
– No querrías dejar a la monja con miedo en medio de la oscuridad – dijo Damien culpablemente.
La Hermana María Ángela puso su mano en su hombro un momento. - Es amable por tu parte que pienses en mí, Damien, pero no le tengo miedo a la oscuridad
Yo estaba dedicándole a Damien una mirada de no seas tan mariquita cuando el sentimiento me golpeó. El aire de detrás de mí cambió. Sabía que ya no estaba sola en el túnel. El miedo subió por mi espalda y tuve una urgencia repentina de correr para salir de aquí todo lo rápido que pudiese y nunca, nunca volver.
Y casi corrí. Entonces me sorprendí poniéndome furiosa. Me había enfrentado a un ángel caído, una criatura a la que estaba conectada por el alma y no había corrido. No iba a correr ahora.
-¿Zoey? ¿Qué es? – la voz de Damien sonó cuando me di la vuelta para enfrentarme a la oscuridad.

De repente, una luz parpadeante, como el ojo brillante de un monstruo subterráneo se materializó. La luz no era grande, pero sí muy brillante, manchando mi campo de visión y cegándome parcialmente, así que cuando miré arriba el monstruo parecía tener tres cabezas, con una salvaje y ondulada melena, y hombros que parecían torcidos y grotescos. Entonces hice lo que cualquier niño sensato haría.
Cogí aire y solté mi mejor grito de chica, que resonó inmediata y horriblemente por las tres bocas del mismo monstruo. Podía oír a Damien gritando detrás de mí, y juro que la Hermana María Ángela también estaba jadeando. Estaba empezando a hacer exactamente lo que me prometí a mí misma que no haría, correr, cuando una de las cabezas paró de gritar y dio unos pasos adelante hacia la luz de la lámpara.
-¡Mierda, Zoey! ¿Qué te pasa? Sólo somos las Gemelas y yo. Nos has asustado – dijo Aphrodite.
-¿Aphrodite? – Mi mano se puso sobre mi corazón, intentando que no se saliera de mi cuerpo.
-Claro que soy yo – dijo, avanzando delante de mí disgustada – ¡Diosa! Contrólate. – Las Gemelas seguían en el túnel. Erin sostenía una vela tan fuerte que sus nudillos estaban blancos. Shaunee estaba con ella, tan cerca que sus hombros estaban pegados. Parecían congeladas y tenían los ojos enormes.
- Eh… hola – dije. – No sabía que estabais ahí abajo.

Shaunee se descongeló primero. -¿Creías? – Se pasó una mano temblorosa por su frente y se volvió hacia Erin - ¿Gemela, estoy blanca?

Erin le guiñó el ojo a su BFF. - No creo que sea posible – le rodó los ojos a Shaunee. – Pero no, no lo hizo. Todavía eres una magnífica capuchino – la mano de Erin que no tenía la vela se dirigió a su grueso y cabello dorado y lo tocó frenéticamente. - ¿Hizo que se me cayera el pelo o que se volviera feo y prematuramente gris?

Le fruncí el ceño a las Gemelas. - Erin, tu pelo no se está cayendo o volviéndose gris, y Shaunee, no puedes volverte blanca. Jeesh, vosotros me asustasteis primero – dije.

-Mira, la próxima vez que necesites perseguir a Neferet y a Kalona, sólo grita así – dijo Erin.

-Sí, te hace sonar como si hubieras perdido todos los trozos de tu condenada mente – dijo Shaunee mientras me arrastraban.

Las seguí fuera de la bodega donde Damien estaba abanicándose y pareciendo más gay que nunca, y la Hermana María Ángela se santiguaba. Puse la lámpara en una mesa abarrotada de cosas en jarras de cristal que parecían flotar en la tenue luz.

-Entonces, de verdad, ¿qué estabais haciendo abajo? – dije.

-Ese niño, Dallas, nos dijo que así es como llegaron aquí desde el depósito – dijo Shaunee.

– Dijo que hacía frio aquí abajo y que Stevie Rae lo había hecho – dijo Erin.

-Así que pensamos que iríamos abajo para verlo con nuestros propios ojos – continuó Shaunee.

-¿Y por qué has bajado con las Gemelas? – le pregunté a Afrodita.

-El Dúo Dinámico necesitaba protección. Naturalmente, me miraron a mí.

-De todas formas, ¿Cómo aparecisteis así, de repente? – preguntó Damien antes de que las Gemelas empezaran a pelear.
- Pan comido – Erin volvió al túnel andando rápido, todavía llevando su vela. Se dio la vuelta y nos miró antes de adentrarse unos pies más que donde había estado yo. – El túnel hace un giro a la izquierda, justo aquí – Dio un paso y su luz desapareció, entonces retrocedió y reapareció – Por eso no nos vimos hasta el último segundo.

-Es verdaderamente increíble que Stevie Rae hiciera esto de algún modo – dijo Damien. Me di cuenta de que no se acercó hacia el túnel, pero estuvo cerca a la luz de la lámpara.

La Hermana María Ángela se acercó a la entrada. Tocó el lado del nuevo hueco con una referencia y dijo: - Stevie Rae hizo esto, pero con intervención divina.

-Con “intervención divina”, ¿se esta usted refiriendo a más de su ‘La-Virgen-María-es-sólo-otra–forma-de-Nyx’? – La voz de Stevie Rae viniendo del otro lado de la bodega nos hizo saltar a todos.

-Sí, niña. Eso es exactamente lo que quiero decir.

-No quiero ofenderle, pero eso es lo más raro que he oído – dijo Stevie Rae. Caminó hacia nosotros, y pensé que parecía pálida. Mientras se acercaba, olí algo raro, pero su sonrisa hizo que volviera a parecer ella misma. – Z, ¿ese grito que oí vino de ti?

-Uh, sí – no puede resistirme a devolverle la sonrisa. – Estaba dentro del túnel y no esperaba chocar contra las Gemelas y Afrodita.

-Bueno, eso tiene sentido. Afrodita es más o menos como un monstruo baboso – dijo Stevie Rae.

Me reí, y entonces aprovechando la oportunidad de cambiar de tema, dije: - Hablando de monstruos, ¿encontraste algún Cuervo Mocker arriba?

Los ojos de Stevie Rae se apartaron de los míos.

-Está todo seguro. Nada por qué preocuparse – dijo rápidamente.

- Me alegro tanto – estaba diciendo la Hermana María Ángela – Esas criaturas eran abominables, una mezcla entre hombre y bestia – se estremeció – Estoy aliviada de que nos deshiciéramos de ellos…

-Pero no fue culpa suya – dijo abruptamente Stevie Rae.

-¿Perdona? – la monja parecía más que un poco confundida con el tono defensivo de Stevie Rae.

-Ellos no pidieron nacer como eran, mezclados por culpa de las violaciones y la maldad. En realidad fueron víctimas.

-Yo no siento pena por ellos – dije, preguntándome por qué Stevie Rae parecía defender a los malos Cuervos Mocker.

Damien tembló. - ¿Tenemos que hablar sobre ellos?

-No, claro que no – dijo Stevie Rae rápidamente.

-Bueno, de todas formas, la razón por la que me traje a Zoey abajo fue para enseñarle el túnel que hiciste, Stevie Rae. Tengo que decirte que me parece asombroso.

-¡Gracias, Damien! Me pareció muy guay cuando entendí que podía hacerlo.

Stevie Rae pasó por delante de mí hacia el túnel, donde fue envuelta por la total oscuridad que llegaba detrás de ella como estuviera dentro de una enorme gran serpiente café. Ella estiró sus brazos y sus palmas presionaban las sucias paredes del túnel. De repente me recordó a una escena de Sansón y Dalila, una película vieja que había visto con Damien hace un mes o así. La imagen que pasó por mi memoria fue cuando Dalila había guiado a Sansón ciego a estar entre los enormes pilares que alzaban el estadio lleno de gente malísima burlándose de él. Había recuperado su fuerza mágica y terminó empujando los pilares y destruyéndose a sí mismo y…

-¿No es verdad, Zoey?

-¿Qué? – parpadeé, molesta por la triste y destructiva escena que había estado reviviendo en mi mente.

-Dije que María no movió la tierra para mí cuando hice el túnel, lo hizo el poder que Nyx me dio. Jeesh, no me estás haciendo caso – dijo Stevie Rae. Había quitado las manos del túnel y me estaba dando su mirada de ¿qué está pasando en tu cabeza ahora?

-Perdona, ¿qué estabas diciendo sobre Nyx?

-Sólo que no creo que Nyx y la maldita Virgen María tengan algo que ver con la otra; la madre de Jesús definitivamente no me ayudó a mover la tierra para hacer el túnel – se encogió de hombros. – No quiero herir sus sentimientos o nada así, Hermana, pero eso es lo que pienso.

-Tienes derecho a tener tu propia opinión, Stevie Rae – dijo la monja, pareciendo tranquila como siempre. – Pero debes saber que diciendo que no crees en algo no lo hace menos posible.

-Bueno, he estado pensando en esto, y personalmente, no encuentro tan rara esa hipótesis – dijo Damien. Deberías recordar que en tu Manual del novato 101, María está ilustrada como una de las muchas caras de Nyx.

-Ah – dije. – ¿De verdad?

Damien me envió una mirada severa que claramente decía en serio deberías ser una mejor estudiante antes de asentir, y continuar con su mejor voz de profesor. - Sí. Está bien documentado que durante el influjo del Cristianismo en Europa, los templos de Gaia y de Nyx se convirtieron en templos para María antes de que la gente se convirtiera al nuevo…

La cantaleta de Damien era un sonido de fondo calmante mientras miraba al túnel. La oscuridad era profunda y gruesa. Sólo a pulgadas de Stevie Rae no podía ver nada. Absolutamente nada. Miré, imaginando formas escondiéndose ahí. Alguien o algo podrían estar acechándonos a unos pies de nosotros y nunca lo sabríamos, no si no querían ser vistos. Y eso me asustó.

Vale, ¡pero eso es ridículo! Me dije a mí misma. Es solo un túnel. Todavía, mi miedo irracional me empujó, el cual, tristemente, me mandó a la mierda y me hizo querer retroceder. Así que, como todos los extras rubios en una película de terror, di un paso hacia la oscuridad. Y entonces otro.

La oscuridad me tragó.

Mi mente sabía que solo estaba a un par de pies de la bodega y mis amigos. Podía oír el bla bla bla de Damien sobre la religión y la Diosa. Pero mi mente no era lo que se sacudía con miedo contra mi pecho. Mi corazón, mi espíritu, mi alma, (como lo quieras llamar) ¡me gritaban sin sonido que me fuera! ¡Aléjate! ¡Vete!

Sentía la presión de la tierra como si no fuera un agujero en la tierra, y en su lugar se hubiera llenado, cubriéndome… cazándome.

Mi respiración se aceleraba y se aceleraba. Sabía que debía de estar hiperventilando, pero no podía pararme. Quería salir del agujero, pero todo lo que conseguía era dar medio paso torpe hacia atrás. ¡No podía hacer que mis pies me obedecieran! Algunos puntos de luz brillaban en mis ojos, cegándome, mientras todo empezaba a ponerse gris. Entonces estaba cayendo… cayendo.

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