Zoey
“¿Él va a estar bien?” Traté de susurrar para no despertar a Stark, pero aparentemente fue en vano, porque sus parpados cerrados se abrieron y sus labios se tornaron en una fantasmal y dolorosa sonrisa coqueta.
“Todavía no estoy muerto.” Él dijo
“Y yo no estoy hablando contigo” dije en una voz mucho más dura de lo que planeaba.
“Temperamento, u-we-tsi-a-ge-ya” La abuela Redbird me reprendió gentilmente, mientras la hermana María Ángela, la madre superiora de las monjas Benedictinas le ayudaba a entrar al pequeño cuarto de enfermería.
“¡Abuela!¡Ahí estas!” Corrí hacia ella y ayudé a la hermana María Ángela a ponerla en una silla.
“Ella sólo está preocupada por mí” Los ojos de Stark estaban cerrados otra vez pero en sus labios había un pequeño rastro de una sonrisa.
“Eso lo sé tsi-ta-ga-a-s-ha-ya. Pero Zoey es una Alta sacerdotisa en entrenamiento y ella debe aprender a controlar sus emociones.”
¿Tsi-ta-ga-a-s-ha-ya! Eso muy probablemente me hubiera hecho reír a carcajadas si mi abuela no se viera tan pálida y frágil, y si no estuviera tan preocupada en general. “Lo lamento abuela. Debí de haber estado vigilando mi temperamento, pero es difícil cuando las personas que amo siempre están a punto de morir”.
Dije las palabras muy rápido y tuve que detenerme para hacer una profunda respiración y calmarme.
“¿Y no deberías estar en cama?”
“Pronto, u-we-tsi-a-ge-ya, pronto.
“¿Qué significa tsi-ta-ga-a-s o lo que sea eso?” La voz de Stark sonaba más gruesa y dolorosa mientras Darius le ponía una gruesa capa de crema sobre las quemaduras. Pero a pesar de todo sonaba divertido y curioso.
“Tsi-ta-ga-a-s-ha-ya” La abuela corrigió su pronunciación, “significa gallo.”
Sus ojos centellearon con humor. “Todos dicen que eres una mujer muy sabia.”
“Lo que es menos interesante en comparación de lo que dicen todos acerca de ti, tsi-ta-ga-a-s-ha-ya” La abuela dijo. Stark dio una rápida carcajada y después inhaló aire con dolor.
“¡No te muevas!” Darius le ordeno.
“Hermana pensé que ustedes tenían un doctor aquí. Traté de que él pánico en mi voz no se notara tanto como en realidad lo sentía.
“Un doctor humano no lo puede ayudar.” Darius dijo antes de que la hermana María Ángela pudiera contestar. “Él necesita silencio, descanso y-”
“Silencio y descanso están bien,” Stark lo interrumpió. “Como ya había dicho: todavía no estoy muerto.” Él se encontró con los ojos de Darius y vi al hijo de Erebus alzar los hombros y asentir. Como si le hubiera concedido algo al joven vampiro.
Debí de haber ignorado el pequeño intercambio de miradas entre ellos, pero mi paciencia se había evaporado muchas horas antes. “Okay, ¿qué es lo que no me están diciendo?”
La monja que había estado ayudando a Darius me lanzó una larga y fría mirada y dijo, “Tal vez el chico necesita saber que su sacrificio no fue en vano.”
Las duras palabras de la monja me dieron una sacudida de culpabilidad que hizo que mi garganta se cerrara y no pudiera responderle a la monja de ojos duros. ¿Qué valía mi vida? Yo era sólo una niña- de apenas diecisiete años. Había cometido errores una y otra vez. Yo era la reencarnación de una mujer creada para atrapar a un ángel caído, y eso significaba que dentro de mi alma no podía evitar quererlo, incluso aunque sabía que no debería… no podía…
No. Yo no valía lo suficiente como para sacrificar la vida de Stark.
“Eso ya los sé.” La voz de Stark no vacilo, de repente él sonaba fuerte y seguro de sí mismo. Parpadeé un par de veces para quitar de mis ojos las lágrimas que se estaban formando y me encontré con su mirada. “Lo que hice fue sólo parte de mi trabajo,” el dijo. “Soy un guerrero. He jurado mi vida en servicio Zoey Redbird, mi Alta Sacerdotisa y hacia el amor de Nyx. Eso significa en pocas palabras, que trabajo para nuestra Diosa, y ser noqueado y quemado un poco no importa si le ayudé a Zoey a derrotar a los tipos malos.”
“Bien dicho, tsi-ta-ga-a-s-ha-ya,” la abuela le dijo.
“Hermana Emily, la relevo de su trabajo en la enfermería por el resto de la noche. Por favor envía a la hermana Bianca para que tome su lugar. Y creo que usted debería pasar algún tiempo meditando Lucas 6:37,” la hermana María Ángela le dijo.
“Como deseé hermana,” la monja le dijo y salió del cuarto.
“¿Lucas 6:37? ¿Qué es eso?” pregunté.
“No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados, perdonen y serán perdonados,” mi abuela dijo. Ella estaba compartiendo una sonrisa con la hermana María Ángela cuando Damién tocó suavemente la puerta que estaba medio abierta.
“¿Podemos pasar? Hay alguien que realmente necesita ver a Stark.”
Damién miró sobre su hombro e hizo una seña de quédate ahí. El suave ¡Woof! Que llegó en respuesta me dijo que ese alguien era en realidad un perro.
“No dejes que ella entre.” Stark hizo una mueca de dolor mientras que abruptamente volteaba su cabeza para no ver a Damien o la entrada de la puerta. “Dile a ese chico Jack que ahora ella es suya.”
“No.” Detuve a Damien cuando el empezaba a irse. “Dile a Jack que traiga a Duquesa.”
“Zoey, no, yo-” Stark empezó a decir, pero cuando alcé mi mano se detuvo. “Solo tráiganla,” dije. Después volteé a ver a Stark. “¿Confías en mí?”
Me miró por lo que me pareció un largo rato y después asintió y dijo, “confío en ti.”
“Adelante Damien,” dije.
Damien se volteó y murmuro algo detrás de su hombro y después se movió a un lado. Jack, el novio de Damien, fue el primero que entró al cuarto. Sus mejillas estaban rosadas y sus ojos sospechosamente brillantes. Se detuvo después de algunos pasos y se volteo hacia la puerta.
“Ven. Todo está bien. Él está aquí dentro,” Jack la intentó convencer.
El labrador dorado entró al cuarto y me sorprendió el ver lo silenciosa que era al moverse, especialmente porque era un perro grande. Ella se detuvo al lado de Jack y se volteó a verle, moviendo su cola.
“Todo está bien,” Jack le repitió. Le sonrió a Duquesa y se limpió algunas lágrimas que se le escaparon de los ojos y caían por sus mejillas. “Él está mejor.” Jack señaló hacia la cama. La cabeza de Duquesa giró en la dirección en la que Jack le había señalado y en ese instante miró directamente a Stark.
El chico herido y el perro se quedaron viendo el uno al otro, mientras que los demás conteníamos el aliento.
“Hola niña linda.” Stark hablo con un toque de vacilación, su voz estrangulada por las lágrimas,
Las orejas de Duquesa y su cabeza se levantaron con emoción. Stark alzó una mano y le hizo una seña para que se acercara. “Ven aquí Duquesa.”
Como si esa orden hubiera roto una presa de agua dentro del perro, Duquesa se acercó gimoteando, retorciéndose y lloriqueando- básicamente sonando y actuando más como un cachorro que ella misma.
“¡No!” Darius ordeno. “¡No te subas a la cama!”
Duquesa obedeció al guerrero y se contento con poner su cabeza sobre la mano de Stark y puso su nariz debajo de su axila mientras movía todo su cuerpo, y la cara de Stark brillaba con felicidad mientras él le repetía y repetía cuanto la había extrañado y que buena chica era.
No me había dado cuenta de que había estado llorando hasta que Damien me pasó un pañuelo.
“Gracias,” dije y me limpié la cara.
Me sonrió rápidamente, y se puso al lado de Jack, poniendo su brazo sobre su novio y palmeando su hombro (y dándole un pañuelo también).
Escuche a Damien decirle, “Vámonos, tenemos que buscar el cuarto que las hermanas han preparado para nosotros. Tienes que descansar.”
Jack dio un sollozo, asintió y dejó que Damien lo guiara fuera del cuarto.
“Espera, Jack,” Stark lo llamó-
Jack volteó a la cama en donde Duquesa todavía tenía su cabeza presionada contra Stark, quien tenía su brazo alrededor del cuello de la labrador.
“Hiciste bien al cuidar a Duquesa cuando yo no pude.”
“No fue ningún problema. Nunca había tenido un perro antes, así que no sabía que lindos eran.” La voz de Jack se quebró solo un poco. Se aclaró su garganta y siguió. “Yo-yo estoy contento de ya no seas malo ni feo y todo lo demás, así ella puede estar contigo otra vez.”
“Sí, acerca de eso.” Stark hizo una pausa, hizo un gesto de dolor mientras se acostumbraba a los movimientos que hacía. “No estoy un cien por ciento seguro todavía, e incluso aunque estuviera, no estoy seguro de cuál va a ser mi horario. Así que estoy pensando que sería un gran favor si tu y yo pudiéramos compartir a Duquesa.”
“¿En serio?” La cara de Jack se iluminó.
Stark asintió cansado. “En serio. ¿Crees que Damien y tu pudieran llevarse a Duquesa a su habitación y tal vez traerla al rato para que yo la pueda ver?”
“¡Claro que si!” Jack dijo y después se aclaro su garganta y continuó. “Sí, como ya te había dicho ella no es ningún problema.”
“Bien,” dijo Stark. Él levantó la pata de Duquesa y volteó a verla a los ojos. “Estoy bien niña linda. Tu ve con Jack para que me pueda recuperar.”
Sé que le causó agonía, pero Stark se sentó y se inclinó para darle un beso a Duquesa y dejar que ella le lamiera la cara. “Buena niña… esa es mi niña linda…” él le susurró, la besó de nuevo y le dijo, “¡Ve con Jack ahora! ¡Vamos!” y él señaló hacia donde estaba Jack.
Después de una última lamida de la cara de Stark, y con un quejido, ella se volteó y trotó y se puso al lado de Jack moviendo su cola y olfateando su mano en bienvenida, mientras él se limpiaba sus ojos con una mano y con la otra mano la acariciaba.
“La cuidaré muy bien y la traeré a verte tan pronto como el sol se ponga hoy. ¿Okay?”
Stark le dio una sonrisa. “Okay, gracias Jack.” Después se colapsó en las almohadas.
“Él necesita descanso y estar quieto,” Darius nos dijo mientras empezaba a revisar a Stark.
“Zoey, ¿Crees que me puedas ayudar a llevar a tu abuela a su cuarto? Ella también necesita descansar. Ha sido una noche larga para todos nosotros,” la hermana María Ángela dijo.
Pasando mi preocupación de Stark hacia la abuela, voltee a ver de ida y de regreso a las dos personas por las que me preocupaba tanto.
Stark encontró mi mirada. “Hey, encárgate de tu abuela. Puedo sentir que el sol va a salir muy pronto. Y me voy a quedar dormido como rayo cuando eso pase.”
“Bueno… está bien.” Me acerqué a lado de su cama y me quedé parada allí sintiéndome un poco extraña y fuera de lugar. ¿Qué se supone que tenía que hacer? ¿Besarlo? ¿Agarrar su mano? ¿Darle una tonta sonrisa y unos pulgares arriba? Es decir, el no era mi novio oficial, pero teníamos una conexión, que iba más allá de ser solo amigos. Sintiéndome confundida y preocupada y definitivamente fuera de mi zona de confort, puse mi mano sobre su hombro y le susurré, “gracias por salvar mi vida.”
Sus ojos se encontraron con los míos y el resto de la habitación simplemente desapareció. “Siempre mantendré tu corazón a salvo, incluso aunque el mío deje de latir para que eso suceda,” me dijo suavemente. Me agaché y bese su frente, diciéndole, “Tratemos de que eso no suceda, ¿Okay?”
“Okay,” me susurró.
“Te veré cuando el sol se ponga,” le dije a Stark antes de dirigirme hacia donde se encontraba la abuela. La hermana María Ángela y yo, la levantamos para que apoyara sus pies, casi cargándola fuera del cuarto de Stark y llegamos a otro salón y seguimos hacia otro cuarto que se parecía al de un hospital. La abuela se sentía pequeña y frágil debajo de mi brazo en el que se apoyaba, y mi estómago se torció de preocupación.
“Deja de preocuparte, u-we-tsi-a-ge-ya,” ella dijo mientras la hermana María Ángela ponía almohadas alrededor de la abuela para que se sintiera cómoda.
“Voy a traer tus píldoras para el dolor,” la hermana María Ángela le dijo a la abuela. “Y también voy a checar que las persianas del cuarto de Stark estén cerradas, para que puedan tener unos minutos a solas y charlar un poco, pero en cuanto regrese insistiré para que te tomes tus píldoras y te duermas”
“Eres una encargada muy dura, María Ángela,” la abuela dijo.
“Sólo toma a uno saber, Sylvia,” dijo la monja. Y después salió del cuarto. La abuela me sonrió y le dio unas cuantas palmadas a la cama. “Ven, siéntate cerca de mí, u-we-tsi-a-ge-ya.”
Me senté a lado de la abuela, poniendo mis piernas debajo de mí, tratando de no mover mucho la cama. Su cara tenía moretones y quemaduras debido a la bolsa de aire, que había salvado su vida. Parte de sus labios y mejilla tenían puntadas lo que los hacía ver más obscuros. Tenía un vendaje en su cabeza y su brazo derecho estaba puesto en un horrible cabestrillo.
“Irónico, no lo crees, que mis heridas se vean tan horribles, pero son mucho menos dolorosas y menos profundas que las heridas invisibles que tú tienes dentro,” ella dijo.
Había comenzado a decirle a la abuela que me encontraba bien, pero sus siguientes palabras silenciaron lo que quedaba de mi negación.
“¿Por cuánto tiempo has sabido que eres la reencarnación de la joven A-ya?”
Ultrawide Monitor: Is It Worth It?
Hace 8 años
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