Capitulo 2
Elena estallo fuera del asiento trasero del Jaguar y corrió un pequeño camino desde el carroantes de voltearse a ver que había caído en el techo. Lo que había caído era Matt. El estaba en el proceso de luchar para levantarse de su espalda.“Matt— ¡Oh, Dios mio! ¿Estás bien? ¿Estás herido?” Elena lloro al mismo tiempo en que Matt leestaba disparando en tonos de angustia:“Elena— ¡Oh, Dios mio! ¿El Jag está bien? ¿Está herido?”“Matt, ¿estás loco? ¿Te golpeaste la cabeza?” “¿Acaso le quedaron rayones? ¿El techo lunar todavía funciona?”“No hay rayones. El techo lunar está bien.” Elena no tenía idea si el techo lunar funcionaba,pero ella se dio cuenta de que Matt estaba delirando en su mente. El estabaintentando bajarse sin ensuciar el Jag, pero estaba minusválido porque suspiernas y pies estaban cubiertos de lodo. Bajarse del carro sin usar sus piesestaba probando ser difícil.Mientras tanto, Elena estaba viendo todo a su alrededor. Ella misma una vez había caído delcielo, si, pero ella había estado muerta por seis meses primero y habíaaterrizado desnuda, y Matt no cumplía ninguno de esos requisitos. Ella teníauna explicación más prosaica en mente. Y ahí estaba,descansando contra un árbol de madera amarilla y mirando la escena con una muyligera, malvada sonrisa. Damon. El era compacto; no tan alto como Stefan, pero con una indefinible aura de amenaza que más quelo compensaba. El estaba tan inmaculadamente vestido como siempre: jeans Armaninegros, camiseta negra, chaqueta negra de cuero, y botas negras, y todocombinaba con su cabello oscuro descuidado por el viento y sus ojos negros.Ahora mismo, el hizo a Elena agudamente consciente de que ella estaba usando un largo camisónblanco que había traído con la idea de que podría cambiar sus ropas de abajo sifuera necesario mientras ellos estaban acampando. El problema era que ellausualmente solo hacia esto al amanecer, y haber escrito hoy en su diario lahabía distraído. Y de todos modos el camisón no era la vestimenta adecuada para una pelea temprana-en-la-mañana con Damon. No era puro, porque era más similar a tela de franela que a la de nylon, pero era de encaje, especialmente alrededor del cuello. Encaje alrededor de un cuello bonito para un vampiro—como Damon le había dicho—era como una capa roja ondeando en frente de un toro furioso.Elena cruzo sus brazos encima de su pecho. Ella también intento asegurarse de que su auraestaba retraída en decoro. “Te ves como Wendy,” Damon dijo, y su sonrisa era malvada, brillante, y definitivamenteapreciativa. El inclino la cabeza a un lado con zalamería. Elena se rehusó a ser rogada. “¿Wendy quien?” ella dijo, y justo en ese momento recordó elnombre de la joven chica en Peter Pan,e hizo una mueca por dentro. Elena siempre había sido buena con las replicasagudas de este tipo. El problema era que Damon era mejor.“Quien, Wendy… Querida,” Damon dijo, y su voz era una caricia.Elena sintió y tembló por dentro. Damon le había prometido no influenciarla—usar sus poderestelepáticos para nublar o manipular su mente. Pero algunas veces sentía como siél se aproximara aterradoramente a la línea. Si, era definitivamente culpa deDamon, Elena pensó. Ella no tenía sentimientos por él que fueran—bueno, quefueran alguna otra diferente a algo fraternal. Pero Damon nunca se rendía, noimporta cuántas veces ella lo había rechazado.Detrás de Elena estaban un pulgar y un silenciador que sin duda significaban que Matt por finse había bajado del techo del Jag. El salto a la lucha de inmediato.“¡No llames a Elena, Elena querida!” el disparo,continuado mientras se volteaba hacia Elena, “Wendy es probablemente el nombrede su ultima pequeña novia. Y—y— ¿Y sabes lo que él hizo? ¿Cómo me despertó esta mañana?”Matt estaba temblando con indignación.“¿El te recogió y te tiro al techo del carro?” Elena aventuro. Ella le hablo por encima de suhombro a Matt porque había una débil briza mañanera que atentaba con moldear sucamisón a su cuerpo. Ella no quería que Damon detrás de ella supiera.“¡No! Digo, ¡Sí! ¡No y si! Pero—cuando él lo hizo, ¡nisiquiera se molesto en usar sus manos! El solo hizo algo así”—Matt sacudió unbrazo—“y primero me caí en un agujero de lodo y después lo último que supe esque fui tirado en el Jag. Podría haber roto el techo lunar— ¡o a mí mismo! Y ahora estoy todo lodoso.” Matt agrego, examinándose a sí mismocon disgusto, como si solo le hubiera pasado a él. Damon hablo. “¿Y porque te levante y te baje de nuevo?¿Qué estabas haciendo realmente en el momento en que puse algo de distancia entrenosotros?” Matt enrojeció hasta las raíces de su rubio cabello. Sus normalmente tranquilos ojos azulesestaban ardiendo. Estaba sosteniendo un palo,” el dijo desafiante.“Un palo. ¿Un palo del tipo que encuentras solo al lado de la carretera? ¿Ese tipo de palo?”“Yo si lo recogí de al lado de la carretera, ¡Sí!” todavía desafiante. “Pero entonces algo extraño parece haberle pasado.” De ningún lugar que Elena podría ver,Damon repentinamente produjo una estaca muy larga, que se veía muy resistente,con un extremo que había sido tallado a un punto extremadamente afilado.Definitivamente había sido tallado de madera dura: roble por lo que parecía. Mientras Damon estaba examinando su “palo” desde todos lados con una mirada de penetranteblasfemia, Elena se volteo a un chisporroteante Matt. “¡Matt!” ella dijo con reproche. Esto era definitivamente un golpe bajo de la guerra fríaentre los dos chicos. “Yo solo pensé,” Matt continuo tercamente, “que tal vez sería una buena idea. Ya que estoydurmiendo afuera en la noche y… otro vampiro tal vez venga solo.”Elena ya se había volteado de nuevo y le estaba haciendo sonidos de queja a Damon cuandoMatt estallo de nuevo.“¡Dile como me despertaste en realidad!” el dijo explosivamente. Luego, sin darle a Damon unaoportunidad de decir nada, el continuo, “¡Yo solo estaba abriendo los ojoscuando él me lanzo esto!” Matt anduvo hacia Elena, sosteniendo algohacia arriba. Elena, verdaderamente perdida, lo tomo de él, volteándolo.Parecía ser un lápiz, pero estabadecolorado en un oscuro rojo y marrón. “El me tiro eso y dijo ‘sirvió para dos’,” Matt dijo. “El mato a dos personas— ¡y estabaalardeando de ello!”Elena repentinamente no quería estar sosteniendo más el lápiz. “¡Damon!” ella dijo en un llanto dereal angustia, mientras trataba haceralgo con su expresión de no-expresión. “Damon—tu no—no realmente—”“No le ruegues, Elena. Lo que tenemos que hacer es—”“Si alguien me deja decir una palabra,” Damon dijo,ahora sonando verdaderamente exasperado. “Podría mencionar que antes de quepueda explicarme acerca del lápiz, alguienatento con estacarme en el punto, incluso antes de salirse de su bolsa dedormir. Y lo que yo iba a decir después era que ellos no eran personas. Elloseran vampiros, duros, con grandes músculos—pero estos estaban poseídos por losmalach de Shinichi. Y ellos estaban en nuestro tráiler. Ellosllegaron tan lejos como Warren Kentucky, probablemente haciendo preguntasacerca del carro. Nosotros definitivamente tendremos que deshacernos de él.”“¡No!” Matt disparo defensivamente. “Este carro—este carro significa algo para Stefan yElena.”“Este carro significa algo para ti,” corrigióDamon. “Y podría señalar que tuve que dejar mi Ferrari en una cueva solo paraque pudiéramos tomarte a ti en estapequeña expedición.” Elena sostuvo su cabeza. Ella no quería oír mas nada. Ella si tenía sentimientos por el carro.Era grande y brillantemente rojo y luminoso y llamativo—y expresaba como ella yStefan se habían estado sintiendo en el día en que él lo compro para ella,celebrando el comienzo de su nueva vida juntos. Solo mirar el carro la hizorecordar el día, y el peso de los brazos de Stefan alrededor de sus hombros yla manera en que él vio abajo hacia ella, cuando ella vio hacia arriba a él—susojos verdes brillando con la dicha y alegría de haberle regalado algo que ellarealmente quería.Para la vergüenza y furia de Elena, ella se dio cuenta de que estaba temblandoligeramente, y que sus propios ojos estaban llenos de lagrimas.“Viste,” Matt dijo, mirando a Damon. “Ahora la hiciste llorar.” “¿Yo? Yo no soy el que menciono a mi querido desaparecido hermano menor,” Damon dijo casualmente.“¡Solo deténganse! ¡Ahora mismo! Ambos paren,” Elena disparo, intentando encontrar su compostura. “Y yo no quiero este lápiz, si no les importa,” ella agrego, sosteniéndolo con los brazos abiertos. Cuando Damon lo tomo, Elena sacudió sus manos en su camisón, sintiéndose vagamente con lacabeza ligera. Ella tembló, pensando en los vampiros del tráiler.Y luego, repentinamente, mientras ella exclamaba, ahí estaba un cálido, fuerte brazoalrededor de ella y la voz de Damonestaba detrás de ella diciendo, “Lo que ella necesita es un poco de airefresco, y yo se lo voy a dar.” Abruptamente Elena estaba sin peso y en los brazos de Damon y ellos estaban yendo másarriba. “Damon, ¿podrías por favor bajarme?” “¿Justo ahora, querida? Hay mucha distancia…”Elena continúo subiendo con Damon, pero ella podía decir que el la había ayudado. Y el airefrío de la mañana estaba despejandosu cabeza un poco, aunque también la hizo temblar.Ella intento detener su temblor, pero ella no podía evitarlo.Damon miro hacia abajo a ella y para su sorpresa, pareciendo completamente serio, empezó a haceruna posición como si se fuera a quitar su chaqueta. Elena embriagada dijo, “No, no—tu solo maneja—vuela, me refiero, y yo me sostendré.” “Y cuidado con las gaviotas que vuelan bajo,” Damon dijo solemnemente, pero con una sonrisa aun lado de su boca. Elena tuvo que voltear su cara lejos porque ella estaba enpeligro de ponerse a reír.“Así que, ¿Cuándo aprendiste a levantar a la gente y arrojarlos a los carros?” ellainquirió. “Oh, recientemente. Fue como volar: un desafío. Y sabes que me gustan los desafíos.”El estaba mirándola con dicha en sus ojos, esos ojos negros sobre negro con esas largaspestañas que se veían pasadas para un chico. Elena se sintió tan ligera como siella fuera el viento, pero también un poco con la cabeza ligera, casi borracha.Ella estaba mucho más cálida ahora, porque—ella se dio cuenta— Damon la había envuelto ensu aura, la cual era cálida. No solo en temperatura, tampoco, si no con unacálida, embriagadora, casi emborrachadora apreciación, mientras él la tomabadentro, los ojos de ella y su cara y su cabello flotaban ligeramente en unanube de oro alrededor de sus hombros. Elena no pudo evitar su sonrojo, y ellacasi oyó los pensamientos de él, queel rubor combinaba muy bien, rosa pálido contra su tez clara. Y justo como sonrojarse era una repuesta física involuntaria a su calidez y apreciación,Elena sintió una repuesta emocional involuntaria—de agradecimiento por lo queél había hecho, gratitud por su apreciación, y una intencional apreciación paraDamon en sí mismo. Él había salvado su vida esta noche, si ella sabía algoacerca de los vampiros poseídos por loa malash de Shinichi , los vampiros queeran duros para empezar. Ella ni siquiera podía imaginar lo que esas criaturasle harían a ella, y tampoco quería saber. Ella solo podía estar alegre de queDamon había sido lo suficientemente listo y, si, lo suficientemente rudo parahacerse cargo de ellos antes de que llegaran a ella.Y ella tendría que estar siega y solo completamente estúpida para no apreciar el hecho de queDamon era hermoso. Después de haber muerto dos veces, este hecho no le habíaafectado como lo haría a la mayoría de otras chicas, pero todavía era un hecho,ya sea que Damon fuera pensativo o le dedicara una de esas raras y genuinassonrisas que parecía tener solo para Elena.El problema con esto era que Damon es un vampiro y podía, por lo tanto leer su mente,especialmente con Elena estando tan cerca, con sus auras mezcladas. Y Damonapreciaba la apreciación de Elena, y se convirtió un poco en un ciclo deretroalimentación, todo por sí mismo. Antes de que Elena pudiera concentrarseella se estaba derritiendo, su cuerpo ligero se sentía más pesado como si sehubiera moldeado a si misma a los brazos de Damon.Y el otro problema era que Damon no estaba influenciándola, el estaba tan atrapado en laretroalimentación como lo estaba Elena—incluso más, porque él no tenía barrerascontra eso. Elena si las tenía, pero ellas estaban borrosas, disolviéndose.Ella no podía pensar con propiedad.Damon estaba mirándola con maravilla y una mirada que ella estaba acostumbradaa ver—pero ella no podía recordar donde.Elena había perdido el poder de analizar. Ella estaba simplemente deleitándose en el cálidoresplandor de ser querida, ser sostenida y amada y que se preocuparan por ellacon una intensidad que la estremeció hasta los huesos.Y cuando Elena daba algo de sí misma, ella lo daba completamente. Casi sin esfuerzoconsciente, ella arqueo su cabeza hacia atrás para exponer su garganta y cerrosus ojos. Damon gentilmente posiciono su cabeza diferentemente, sosteniéndola con una mano, y la beso.
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