Stark
Traducido por Angel
Corregido por Ana.lieta
Corregido por Ana.lieta
“Si, te escucho, Afrodita. Tu quieres que yo memorice ese poema.” Stark habló a través del auricular del helicóptero, el cuál él deseaba saber cómo apagar. Él no quería escucharla ni a su gran boca abriéndose y cerrándose una y otra vez; él no quería hablar con Afrodita o con alguien más. Él estaba completamente preocupado haciendo girar repetidas veces en su mente su estrategia para conseguir que él y Zoey entraran en la isla. Stark se quedó mirando fuera de la ventana del helicóptero, tratando de ver a través de la oscuridad y de la niebla, y asi tener un primer vislumbre de la Isla Skye donde, según Duantia y simplemente, todo el Alto Consejo, encontraria su muerte segura en alguna ocasión en los siguientes cinco días.
“No es un poema, idiota. Es una profecía. No le pediría a alguien que memorizara un poema. Metáfora, símil, alusión, simbolismo. . . Blah. . . Blah. . . ¡ugh!. Mi pelo me duele de solo pensar en todas esas porquerías. No es que una profecía apeste un poco menos, pero es–tristemente–importante. Y Stevie Rae tiene mucha razón con este. Parece ser un mapa poético confuso.” Dijo Afrodita.
“Estoy de acuerdo con Afrodita y Stevie Rae.” Dijo Darius “Los poemas proféticos de Kramisha han guiado a Zoey antes. Este podría hacer lo mismo.”
Stark arrastró su mirada fija de la ventana. “Lo se.” Él miró de Darius a Afrodita, entonces sus ojos fueron al cuerpo aparentemente sin vida de Zoey, que estaba amarrada en una estrecha camilla entre lo tres. “Ella ya encontró a Kalona en el agua. Tiene que purificarlo a través del fuego. El aire tiene que murmurarle algo que el espíritu ya sabe, y si ella se mantiene siguiendo la verdad, será libre. Ya memoricé la maldita cosa. No me importa si es un poema o una profecía. Si hay una oportunidad de que eso la ayude, se lo llevaré a Zoey.”
La voz del piloto vino a través de los auriculares para todos ellos. “Ya estoy bajando. Recuerden, todo lo que puedo hacer es dejarlos allí. El resto depende de ustedes. Simplemente sepan que si dan un paso en la isla misma sin el permiso de Sgiach, ustedes morirán.”
“Entendí eso desde la primera docena de veces que ustedes idiotas han dicho eso, repetidamente.” Stark murmuró, sin importarle que el piloto le diera una mirada oscura sobre su hombro.
Luego el helicóptero aterrizó, y Darius le ayudo desabrochar a Zoey. Stark cayó al suelo. Darius y Afrodita cuidadosamente le entregaron a Zoey, y él la acunó en sus brazos, intentando escudarla de lo peor del frío viento, mojado y que elevaba muchas hojas por el helicóptero. Darius y Afrodita se le unieron, y todos ellos se alejaron corriendo del helicóptero, aunque el piloto no había estado exagerando. No estuvieron en el suelo por un minuto cuando el helicóptero levantó vuelo.
“Cobardes.” Dijo Stark.
“Sólo siguen sus instintos.” Darius dijo, mirando a su alrededor como si esperara que el hombre de la bolsa[1] saltara desde la niebla.
“De veras. Este lugar es súper espeluznante.” Afrodita dijo, moviéndose más cerca de Darius, quien la tomo entre sus brazos posesivamente.
Stark les frunció el ceño. “¿Están bien? No me digan que el vampiro perdición-y-desesperanza han llegado.”
Darius lo miró de arriba a abajo, y entonces compartió una mirada con Afrodita antes de contestar. “No sientes ‘eso’, ¿verdad?”
“Siento frío y estoy mojado. Estoy enojado porque Zoey esta en problemas y no he podido ayudarla, y estoy molesto por que el amanecer esta a solo una hora, más o menos y mi único refugio es una choza que el vampiro dijo que estaba a treinta minutos de caminata, de regreso, por el camino que vinimos. ¿Es cualquiera de esas cosas el ‘eso’ del que hablas?”
“No.” Afrodita respondió por Darius, aunque el Guerrero también negaba con la cabeza. “El ‘eso’ que Darius y yo sentimos es un deseo ardiente de escapar. Y yo quiero decir correr. Ahora.”
“Quiero sacar a Afrodita de aquí. Sacarla de esta isla y nunca más regresar.” Darius dijo. “Eso es lo que todos mis instintos me dicen.”
“¿Y tu no sientes nada de eso?” Afrodita le preguntó a Stark. “¿Tu no quieres llevar a Zoey lejos de aquí?”
“Nop.”
“Pienso que eso es una buena señal.” Darius dijo. “La advertencia que es inherente en la tierra en cierta forma pasa por encima de él.”
“O Stark simplemente tiene demasiados golpes en la cabeza y no lo ha notado”. Dijo Afrodita.
“Con ese pensamiento optimista, comencemos con esto. No tengo tiempo para desperdiciarlo en sentimientos espeluznantes.” Dijo Stark. Todavía cargando a Zoey, él empezó a ir hacia el largo, y estrecho puente que se estiraba en medio de los bordes del continente escocés y la isla. Estaba iluminado por antorchas que apenas podían ser vistas a través de la mezcla espesa de noche y niebla. “¿Usted dos vienen? ¿O van a salir corriendo y gritando como pequeñas niñas lejos de aquí?”
“Vamos contigo.” Dijo Darius, alcanzándolo en un par de zancadas.
“Si, y dije que quería correr. Yo no dije una mierda a cerca de gritar. No soy una gritona.” Dijo Afrodita.
Ambos habían sonado bastante rudos, pero Stark aun no había llegado al punto medio del puente cuando oyó a Afrodita murmurando al oído de Darius. Él examinó con la mirada a la pareja. Aun en la oscura luz de las antorchas él podía ver lo pálidos que se habían vuelto, el Guerrero y su Profetisa. Stark hizo una pausa. “Ustedes no tiene que venir conmigo. Todos, aun Thanatos, dijo que no hay absolutamente manera de que Sgiach los deje entrar en la isla. Aun si todos ellos estuvieran equivocados, y usted logran entrar, no hay mucho que puedan hacer. Tengo que descubrir como llegar a Zoey. Solo.”
“No podremos estar a tu lado mientras estes en el otro mundo.” Darius dijo.
“Así que cuidaremos tu espalda, y no hay nada que puedas hacer acerca de eso. Zoey estaria completamente enojada conmigo cuando regrese a allí” –Afrodita señaló el cuerpo de Zoey- “y descubre que Darius y yo te hemos dejado hacer toda esta mierda a solas. Tú sabes como es ella con la mentalidad de uno para todos, y todos para uno. Los vampiros tampoco dejarían entrar a todo el grupo de nerds aquí, algo que realmente no los culparía por hacer, así que Darius y yo solo aprovechamos su descuido. Otra vez. Como dijiste, deja de perder el tiempo que no tienes.” Ella agitó su mano a la oscuridad enfrente de ellos. “Adelante, simplemente voy a ignorar las colisiones de las olas negras debajo de nosotros y el hecho de que estoy malditamente segura que este puente se va a romper de un momento a otro y que caeremos en la estúpida agua, donde los monstruos marinos nos arrastrarán bajo las espeluznantes olas negras y succionaran nuestros cerebros.”
“¿Eso es en realidad lo que este lugar te hace sentir?” Stark trató, sin éxito, esconder su sonrisa.
“Si, culo retrasado, eso es.”
Stark miró a Darius, quien asintió con la cabeza de acuerdo porque en lugar de hablar, él obviamente estaba presionando con fuerza su mandíbula y disparando miradas sospechosas hacia las ‘espeluznantes olas negras’.
“Huh.” Stark dejó de intentar ocultar su sonrisa y le mostro su sonrisa completa a Afrodita. “Es simplemente agua y un puente para mí. Maldita vergüenza que los esté asustando tanto.”
“Camina.” Dijo Afrodita. “Antes de que se me olvide que sujetas a Zoey, y te empuje fuera del puente asi Darius y yo podemos regresar corriendo por el camino por donde vinimos, gritando o no.”
La sonrisa de Stark sólo duró algunos metros más. Entonces recordó porque estaba ahí, y eso le golpeo, despertandole. Todo lo que debía de importarle ahora era el peso sin movimiento de Zoey en sus brazos. No debería entrometerme con Afrodita. Necesito enfocarme. Pensar en lo que les diria a ellos y, por favor ¡oh! por favor, Nyx, déjame estar en lo cierto. Déjame decir lo que me pondrá en esa isla.
Serio y resuelto, Stark los guió a través del puente hasta que se detuvieron delante de un pasaje abovedado, imponente; hecho enteramente de una hermosa piedra blanca. La luz de antorcha atrapó venas de plata en lo que Stark pensó que era un raro mármol, a fin de que el arco brillara tentadoramente.
“Oh, maldita sea, apenas puedo mirar eso.” Afrodita dijo, girando su cabeza para no ver el pasaje abovedado. “Y usualmente amo las cosas brillantes.”
“Esto es más del hechizo.” La voz de Darius fue áspera con tensión. “Se supone que debe repeler.”
“¿Repeler?” Afrodita recorrió con la mirada el pasaje abovedado, se estremecio, y después aparto la mirada otra vez. “‘Repulsivo' es una mejor palabra.”
“No te afecta, tampoco. ¿Verdad?” Darius le preguntó a Stark.
Stark se encogió de hombros. “Es impresionante, y es obviamente caro, pero no me hace sentir nada extraño.” Él se movió más cerca del mármol y estudió el pasaje abovedado. “¿Entonces, donde está el timbre o lo que sea? ¿Cómo llamamos a alguien? ¿Hay un teléfono, o grito, o que?”
“¿Ha Gaelic akiv?” La voz incorpórea de un hombre pareció venir del pasaje abovedado mismo, como si fuera un portal viviente. Stark miró en la oscuridad con desconcierto. “Será en lengua inglesa, entonces.” La voz continuó. “Su presencia no es deseada aquí es todo lo que tengo que decir para usted.”
“Necesito ver a Sgiach. Es cuestión de vida o muerte.” Dijo Stark.
“A Sgiach no le concierne los uze wains, aun si es una cuestión de vida o muerte.”
Esta vez la voz sonó más cercana, más clara, y tenía un acento escocés que era más un gruñido que el usual marcado acento irlandés.
“¿Qué diablos es un wain[2]?” Afrodita susurró.
“Sssh.” Stark le dijo. Y dirigiéndose a la voz sin rostro él dijo. “Zoey no es una niña. Ella es una Suma Sacerdotisa, y ella necesita ayuda.”
Un hombre salió de las sombras. Él llevaba puesto una falda escocesa de color terráqueo, pero no era como esos que habían visto en sus viajes apresurados hacia las Tierras Altas. Este estaba hecho de más material, y no era ceremonioso y correctamente visto. Este vampiro no llevaba puesto una chaqueta de tejido mixto de lana con una camisa llena de plisados. Su pecho musculoso y sus brazos estaban desnudos y llevaba puesto sólo un chaleco de cuero y protectores en el antebrazo. La empuñadura de una daga destelló en su cintura. Excepto por una tira de corto pelo en el centro de su cabeza, su pelo estaba afeitado. Dos aros de oro destellaron en un oído. La luz del fuego atrapó el torque de caciques de oro que usaba alrededor de una muñeca. En contraste a su cuerpo poderoso, su cara estaba profundamente arrugada. Su barba afeitada al rape, era completamente blanca. Los tatuajes en su cara eran grifos, con garras extendidas sobre sus pómulos. La impresión general e inmediata que Stark tuvo de él era que él era un Guerrero que podría caminar a través del fuego y emergería no solamente ileso, sino victorioso.
“Esa pequeña chica es una novata, no una Suma Sacerdotisa.” Él dijo.
“Zoey no es como otros novatos.” Stark habló rápidamente, temiendo que el sujeto que lucia como si hubiera salido de un mundo antiguo la desmaterialize y la enviara al pasado en cualquier segundo. “Hasta hace solo dos días, ella tenia los tatuajes de vampiresa, y muchos otros tatuajes sobre el resto de su cuerpo. Y tenia afinidades con todos los cinco elementos.”
Los azules ojos evaluadores del vampiro de quedaron en Stark sin recorrer con la mirada a Zoey o Darius y Afrodita.
“Aún hoy, yo solo veo a una novata inconsciente.”
“Su alma fue destrozada hace dos días por combatir con uno inmortal caído. Cuando eso ocurrió, sus tatuajes desaparecieron.”
“Entonces una moribunda ella será.” El vampiro alzó una mano en un gesto despectivo y comenzó a voltearse.
“¡No!” Stark gritó, y dio un paso adelante.
“¡Hazte a un lado!” El Guerrero ordenó, y con una velocidad inmaterial, el vampiro giró alrededor y brincó hacia adelante, aterrizando directamente debajo del pasaje abovedado y bloqueando el camino de Stark. “¿Eres estupido o un maldito hombre idiota? No tienes permiso para entrar al Eilean ni Sgiath[3], la Isla de las Mujeres. Si lo intentas, será tu vida la que pierdas, si, no dudes eso.”
A centímetros del imponente vampiro, Stark se mantuvo firme y lo miró ojo a ojo. “No soy estúpido o un tonto. Soy el Guerrero de Zoey, y si pienso que puedo protegerla mejor metiéndola en esta isla, en ese caso es mi derecho llevar a mi Suma Sacerdotisa a Sgiach.”
“Tu has sido mal informado, Guerrero.” El vampiro dijo plácidamente pero firmemente. “Sgiach y su Isla son un mundo aparte de tu Alto Consejo y sus reglas. Yo no soy un Hijo de Erebus y mo bann ri[4], mi reina, no está en Italia. Guerrero con una herida Suma Sacerdotisa o no, tú no tienes el derecho de entrar aquí. Ninguno de ustedes tiene derecho de estar aquí.”
Abruptamente, Stark se giró hacia Darius. “Sostén a Zoey.” Él le dio su Suma Sacerdotisa al otro Guerrero y entonces miró al vampiro otra vez. Stark alzó su mano, su palma fuera, y mientras el vampiro le observaba con abierta curiosidad, él cortó con la uña de su pulgar, su muñeca. “No pido entrar como un Guerrero Hijo de Erebus; he dejado al Alto Consejo. Sus reglas no significan una mierda para mí. ¡Estoy pidiendo entrar! A través del derecho que he heredado en mi sangre, exijo ver a Sgiach. Tengo algo que hablar con ella.”
El vampiro no quitó sus ojos de la mirada fija de Stark, pero su nariz se dilató mientras inhaló el aire.
“¿Cuál es tu nombre?”
“Hoy me llaman Stark, pero pienso que el nombre que tu andas buscando es con el que me llamaban antes de que fuera Marcado – MacUallis.”
“Permanece aquí, MacUallis.” El vampiro desapareció en la noche.
Stark limpió su brazo sangrante en sus pantalones vaqueros y tomó a Zoey de Darius. “No voy a dejarla morir.” Inspirando profundamente, él cerró sus ojos y se alistó para pasar por debajo del pasaje abovedado e ir tras el vampiro, contando con la sangre de sus antepasados humanos, para protegerlo.
La mano de Darius atrapó su brazo, previniéndole de atravesar el umbral. “Pienso que lo que el vampiro quiso decir es que te quedaras aquí porque él va a regresar.”
Stark se pauso y observó de Darius a Afrodita, quien puso sus ojos en blanco hacia él, y dijo. “Ya sabes, en esta vida creo que probablemente lo mejor será que tu debas de aprender algo de paciencia junto con un poco de ‘sigue la pista.' Cielos, simplemente espera unos minutos. El bárbaro Guerrero te dijo que esperes aquí, no que te fueras. Sonaba como si él esta dispuesto a regresar.”
Stark gruñó y se alejó medio paso del medio del arco, aunque él anduvo con los hombros caídos en contra del lado exterior de este, desviando el peso de Zoey, así ella podría encontrarse más a gusto. “De acuerdo. Esperaré. Pero no esperaré por mucho tiempo. Ellos o me dejan entrar en la maldita isla, o no. De una u otra manera, quiero acabar con lo que sigue.”
“La humana está en lo correcto.” La voz de la mujer salió de la oscuridad de la isla. “Tu necesitas aprender paciencia, joven Guerrero.”
Stark se enderezó y miró hacia la isla otra vez. “Sólo tengo cinco días para salvarla. De otra manera, ella morirá. No tengo tiempo para aprender a esperar ahora mismo.”
La risa de la mujer hizo que los bellos de los brazos de Stark se elevaran. “Impetuoso, arrogante, e impertinente.” Dijo ella. “Él me recuerda a ti hace varios siglos, Seoras.”
“Si, excepto que yo no era tan joven.” Contestó la voz del Guerrero vampiro.
Stark luchaba contra el impulso de gritarle a los dos que salieran de la oscuridad y lo enfrentaran cuando parecieron materializarse de la niebla directamente enfrente a él, a un lado del arco la isla. El vampiro que parecía arcaico estaba ahí otra vez, pero Stark apenas lo recorrio con la mirada. Su atención se enfoco en una cautivadora mujer.
Ella era alta, con un cuerpo ancho, de hombros musculosos, sin embargo enteramente femenino. Había líneas en las esquinas de sus ojos, las cuales eran grandes y bellas, con unas sombras doradas mezcladas con verde, el color exacto del pedazo de ámbar, del tamaño de un puño, que colgaba en medio de su cuello. Excepto por una sola veta de rojo canela, su pelo largo hasta la cintura era perfectamente blanco, pero ella no se veía vieja. Ella no se veía joven, tampoco. Mientras él la estudiaba, Stark se dio cuenta que ella le recordaba a Kalona, quien era siempre joven y antiguo al mismo tiempo. Sus tatuajes eran increíbles–espadas con empuñaduras intrincadamente esculpidas, y hojas, que enmarcaban su fuerte, y sensual rostro. Él se dio cuenta de que nadie había dicho nada mientras él había estado mirandole estúpidamente, entonces Stark aclaró su garganta, sujeto a Zoey mucho más cerca a él, y respetuosamente se inclinó ante ella.
“Feliz encuentro, Sgiach.”
“¿Por qué te debería permitir en mi isla?” Ella dijo sin preámbulo.
Stark inhaló profundamente y alzó su barbilla, encontrándose con la mirada fija de Sgiach como la de su guerrero tenia la de él “Es mi derecho por sangre. Soy un MacUallis. Eso quiere decir que soy parte de tu Clan.”
“No de ella, chico. Mia.” El vampiro le dijo, sus labios se curvaron en una sonrisa que era mucho más peligrosa que de invitación.
Tomado por sorpresa, Stark desviado su atención hacia el Guerrero. “¿Tuya? ¿Soy parte de tu Clan?” dijo estúpidamente.
“Recuerdo que tu eras más listo cuando eras tan joven.” Sgiach le dijo a su Guerrero.
“Si.” El vampiro dijo con un bufido. “Crío o no, tenia más sentido que él.”
“Soy lo suficientemente listo para saber que la historia de mi sangre humana todavía me da una atadura con ustedes dos y esta isla.” Dijo Stark.
“Tu estas apenas fuera de los pañales, chico.” El Guerrero dijo sarcásticamente. “Tu mejor confórmate con los juegos de la escuela, y no hay nada como eso en esta isla.”
En lugar de enfurecerse a Stark, las palabras del vampiro activaron su memoria, y fue como tener las notas de Damien allí enfrente de él otra vez. “Por eso es mi derecho entrar en la isla.” Stark dijo. “No se una mierda acerca de lo que se requiere para ser lo suficientemente Guerrero para salvar a Zoey, pero te puedo decir que ella es más que una Suma Sacerdotisa. Antes de que ella fuera destrozada, ella se estaba convirtiendo en algo que los vampiros nunca habian visto.” Los pensamientos siguieron viniendo a él, y mientras él hablaba y veía la sorpresa en la cara de Sgiach, las piezas del rompecabezas encajaron, y sus entrañas le decían que él tenía la razón, iba por el camino correcto. “Zoey se estaba volviendo en una Reina de los elementos. Soy su Guerrero–su Guardian–y ella es mi Ace[5]. Yo estoy aquí para aprender a proteger a mi Ace. ¿No es eso de lo que se trata todo con ustedes? ¿Enseñárle a los Guerreros a proteger a su Aces?”
“Dejaron de de venir a mi.” Dijo Sgiach.
Stark pensó que por un momento, sólo estaba imaginando la tristeza en su voz, pero cuando su Guerrero se movió un poco más cerca de su reina, como si él estuviera tan armonizado para sus necesidades, tanto, que él quiso alejar esa pequeña nota de incomodidad de ella, Stark supo entonces, más allá de cualquier duda, que él había encontrado la respuesta, y él envió un silencioso “gracias, Nyx” a la Diosa.
“No, no hemos dejado de venir. Estoy justo aquí.” Stark le dijo a la antigua reina. “Soy un Guerrero. Soy de la sangre MacUallis. Pido su ayuda para poder proteger a mi Ace. Por favor, Sgiach, déjame entrar en tu isla. Enséñeme cómo mantener viva a mi reina.”
Sgiach dudó sólo lo suficiente como para compartir una mirada con su Guerrero, luego levantó su mano, y dijo. “Failte Gu ant Eilean Nan Sgiath… Bienvenido a la Isla de Sgiach. Tu puedes entrar en mi isla.”
“Vuestra Majestad.” La voz de Darius hizo a todo el mundo detenerse. El Guerrero había caído en una rodilla delante del pasaje abovedado, Afrodita estaba de pie, detras de él.
“Tu puedes hablar, Guerrero.” Dijo Sgiach.
“No soy de la sangre del Clan, pero yo protejo a mi Ace; por consiguiente, pido entrada a su isla también. Aunque no vengo como un Guerrero recién hecho, creo que hay mucho aquí que yo no se–mucho aquí que me gustaría aprender mientras estoy de pie a un lado de mi hermano Guerrero en su búsqueda para salvar la vida de Zoey.”
“Ésta es una hembra humana y no una Suma Sacerdotisa. ¿Cómo podrías estar jurado a ella?” Pregunto el Guerrero vampiro.
“Lo siento, no entendí tu nombre. ¿Era Shawnus?” Afrodita dio un paso a un lado de Darius y apoyó su mano sobre su hombro.
“Maldición es Seoras, ¿eres sorda también?” El Guerrero dijo, enunciando lentamente. Stark estaba sorprendido de ver sus labios curvarse hacia arriba ante el tono malicioso de Afrodita.
“Está bien, Seoras.” Ella imitó su acento con exactitud escalofriante. “No soy una humana. Era una novata que tenía visiones. Despues deje de ser novata. Y cuando deje de serlo, Nyx, por razones que todavía no estoy segura, decidió mantener mis visiones. Así que ahora soy la Profetisa de la Diosa. Espero que eso, junto con todo el estrés, los dolores de ojos que me da, estas cosas de Profetisa quieren decir que envejeceré lentamente, como tu reina.” Afrodita se detuvo a inclinar su cabeza hacia Sgiach, de quién sus cejas subieron, pero quien no la golpeó a muerte como Stark pensó que se merecía. “De cualquier manera, Darius es mi Guerrero jurado. Si entiendo bien la alusión, y aquí hay esperanza porque soy muy mala en el lenguaje figurativo, soy un Ace a mi manera. Así que Darius cabe con su Clan Guardián, lazo de sangre o no lazo de sangre.”
Stark pensó que oyó a Seoras murmurar. “Arrogante Feckr.” Al mismo tiempo que Sgiach susurraba “Interesante.”
“Failte gu ant Eilean Nan Sgiath[6], Profetisa y su Guerrero.” Dijo Sgiach.
Sin ninguna otra discusión, Stark, cargando a Zoey, y seguido por Darius y Afrodita, pasó debajo del pasaje abovedado de mármol y entró en la Isla de las Mujeres.
[1] Hombre de la Bolsa: Popularmente conocido como ‘coco’.
[2] Wain: niña, humana.
[3] Eilean in Sgiath: Isla de Sgiach.
[4] Mo bann ri: no lo sere, nunca lo sere. (Varios significados)
[5] Ace: Reina, única.
[6] Failte gu ant Eilean Nan Sgiath: Es la misma bienvenida que Sgiach le da a Stark.
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