Rephaim
Traducido por Isabella
Cuando Rephaim abrió los ojos, vio a Stevie Rae de cuclillas frente a su nido-armario, estudiándole con tanta atención que había un profundo surco en su frente entre sus ojos, haciendo que su tatuaje de media luna roja se viera extrañamente ondulada. Sus rizos rubios derramados alrededor de su cara, ella lucia tan joven que se sorprendió repentinamente al recordar lo joven que era en realidad. Y, no importaba la inmensidad de sus poderes elementales, ella era una joven vulnerable. La idea de su vulnerabilidad había acuchillado su corazón,
“Hola. ¿Estas despierto?” dijo ella.
“¿Porque me miras así?” Pregunto con voz ronca a propósito, molesto de que solo su mirada pudiera hacerle preocuparse por su seguridad.
“Bueno, estoy intentando averiguar lo cerca que has estado de morir esta vez.”
“Mi padre es un inmortal. Soy difícil de matar.” Se obligo a sentarse sin hacer muecas.
“Si, conozco a tu padre y tu sangre inmortal y todo eso, pero la oscuridad se alimento mucho de ti. Eso no puede ser bueno. Además, para ser honestos, te ves realmente mal.”
“Tú no”, dijo él. “Y la oscuridad se alimento de ti también.”
“Yo no estoy tan herida como tú, porque tú te abalanzaste como Batman y todo eso. Entonces recibí un disparo en el brazo de la luz, algo realmente guay, por cierto. Y la sangre inmortal de la que hablas es como un conejito de Energizer[1] dentro de mí.”
“Yo no soy un murciélago,” fue todo lo que se le ocurrió decir, ya que esa era la única cosa de las que ella dijo, que había entendido.
“No te comparo con un murciélago, he dicho que tú fuiste como Batman. El es un superhéroe.”
“Tampoco soy un héroe.”
“Bueno, tú has sido mi héroe. Dos veces.”
Rephaim no sabía que decir a eso. Lo único que sabía era que cuando Stevie Rae le había llamado su héroe algo en su interior giro y era algo que de repente hizo que el dolor en su cuerpo y su preocupación por ella fuera más fácil de soportar.
“Así que, vamos. Déjame ver si puedo devolverte el favor. Una vez mas.” Se levanto y le tendió una mano.
“No creo que pueda comer ahora. Algo de agua estaría bien, sin embargo. Me bebí todo lo que había traído antes.”
“No te estoy llevando a la cocina. Al menos no en este momento. Te estoy llevando fuera. A los arboles. Bueno, okay, a ese árbol de gazebo viejo en frente del patio delantero para ser más específicos.”
“¿Porque?”
“Ya te dije. Tú me ayudaste. Creo que puedo ayudarte a ti, pero tengo que estar más cerca de la tierra de lo que lo estamos ahora. Y he estado pensando en ello, y sé que los arboles tienen mayor poder en ellos. Los he usado a veces antes. En realidad, esta puede ser parte de la razón por la que soy capaz de llamar a esa cosa.” Ella se estremeció, claramente recordando su invocación de la oscuridad, algo que Rephaim entendió completamente. Si su cuerpo no le doliera tanto, también se habría estremecido. Pero dolía mucho. Más que eso. Su sangre estaba demasiado caliente. Con cada latido de su corazón, un dolor agudo se bombeaba a través del, y se asentaba en el lugar donde sus alas se unian a su columna vertebral, de donde el toro de la oscuridad se había alimentado, el dolor lo violaba, y la espalda era una agonía ardiente.
¿Y ella pensaba que un árbol podía arreglar lo que había hecho la oscuridad?
“Creo que me quedare aquí. El descanso puede ayudar. Si quieres hacer algo por mí, tráeme el agua que te pedí.”
“No.” Stevie Rae se agacho y con una fuerza que siempre le sorprendía, le cogió de las manos y lo puso de pie. Lo agarro manteniéndolo y pensó que por un terrible momento, ella iba a derrumbarse. Afortunadamente, el momento pasó y fue capaz de abrir los ojos sin miedo a hacer alguna tontería más. Miro a Stevie Rae.
Ella todavía estaba sosteniéndolo de las manos. Ella no le miraba con disgusto. No lo había hecho nunca, desde el primer día.
“¿Porque me tocas sin miedo?” Se escucho preguntar antes de que pudiera darse cuenta.
Ella dejo escapar una risita. “Rephaim, yo no creo que puedas matar a una mosca en este momento. Además, me has salvado la vida dos veces y estamos imprimados. Definitivamente no te tengo miedo.”
“¿Quizás las pregunta debería haber sido porque me tocas sin repulsión?” Una vez más, las palabras salieron sin permiso. Casi.
Ella frunció el ceño como antes y decidió que le gustaba verla pensar.
Por último se encogió de hombros y dijo: “No me imagino a ningún vampiro rechazando a alguien del que este impreso. Quiero decir, yo estuve imprimada con Afrodita antes de beber tu sangre y hubo una época en la que ella me daba asco de verdad, no era muy agradable. Siempre. En realidad ella sigue siendo poco agradable. Pero mejoro un poco después de haber sido imprimada. No de una manera sexual, pero no volví a tenerle asco mas.”
Luego los ojos de Stevie Rae se abrieron como platos, cuando se dio cuenta de todo lo que había dicho y la palabra ‘sexual’ que parecía ser una presencia tangible en la habitación.
Ella soltó sus manos como si le quemaran.
“¿Puedes bajar las escaleras por ti mismo?” su voz sonaba extraña y abrupta.
“Si. Te seguiré. Si realmente crees que un árbol puede ayudarme.”
“Bueno no pasara mucho tiempo antes de averiguar si lo que creo significa algo,” Stevie Rae le dio la espalda y se dirigió a las escaleras. “Ah,” dijo ella sin mirarlo, “gracias por salvarme. Una vez más. Tu…tu no tenias porque hacerlo esta vez.” Sus palabras fueron vacilantes, como si estuviera teniendo problemas para escoger exactamente lo que quería decirle. “El dijo que no iba a matarme.”
“Hay cosas peores que la muerte,” dijo Rephaim. “Lo que la oscuridad puede coger de alguien que camina a la luz puede cambiar su alma.”
“¿Y tú qué? ¿Que puede tomar la oscuridad de ti?” pregunto ella, todavía sin mirarlo, mientras llegaban a la planta baja de la vieja mansión, sin disminuir su velocidad para que él pudiera seguirle el ritmo con mayor facilidad.
“El no acepta nada de mí. Solo me llena de dolor y luego se alimenta cuando el dolor se mezcla con mi sangre.”
Habían llegado a la puerta principal y Stevie Rae se detuvo, mirando hacia él. “Debido a que la oscuridad se alimenta del dolor y la luz del amor.”
Sus palabras dispararon un interruptor dentro de el, y la estudio con más atención. Si, decidió el, ella le estaba escondiendo algo. “¿Qué precio te pidió la luz para salvarme?”
Stevie Rae no podía mirarlo a los ojos de nuevo, algo que le pareció extraño, llena de pánico. El pensaba que no iba a contestarle, pero finalmente en una voz que sonaba casi furiosa.
“¿Quieres decirme todo lo que el toro te pidió cuando se alimentaba de ti, de pie a tu lado y básicamente molestándote?”
“No”, respondió Rephaim sin vacilar. “Pero el otro toro—“
“No”, Stevie Rae repondio lo mismo que él. “No quiero hablar de eso tampoco. Así que vamos a olvidarlo y seguir adelante desde aquí. Bueno, y esperemos que pueda sacar algo de esta oscuridad dolorosa fuera de ti.”
Rephaim camino con ella hacia el jardín, que se veía patético debido a su deterioro, un triste reflejo de su pasado opulento. Mientras Rephaim la siguió, moviéndose lentamente para tratar de compensar el dolor que le estaba causando estar tan débil, se pregunto cuál podría ser el pago que la luz le exigió a Stevie Rae. Claramente, era algo desconcertante, algo que hizo que Stevie Rae estuviera reacia a hablar de ello.
Siguió robándole miradas a ella cuando pensaba que ella no se daba cuenta. Se veía sana y totalmente recuperada de su encuentro con la oscuridad.
En realidad, ella se veía muy fuerte, entera, completamente normal.
Pero, como él sabía demasiado bien, las apariencias podian engañar fácilmente.
Algo andaba mal, o por lo menos, algo acerca de la deuda que habría pagado a la luz le hacía sentirse incomodo.
Rephaim estaba tan ocupado tratando de ser cauteloso estudiándola que ella casi corriendo hacia el árbol lo había dejado atrás.
Ella lo miro y sacudió la cabeza. “No me estas engañando. Te sientes demasiado mal para ser astuto, así que deja de quedarte boquiabierto mirándome. Estoy bien. ¡Jeess!, eres peor que mi madre.”
“¿Has hablado con ella?”
Stevie Rae frunció el ceño profundamente. “No he tenido exactamente mucho tiempo libre los últimos días. Así que no, no he hablado con mi madre.”
“Deberías.”
“No voy a hablar con mi madre en este momento.”
“Como quieras.”
“Y no es necesario que uses ese tono conmigo.”
“¿Que tono?”
En lugar de responderle, le dijo. “Siéntate y cállate por un segundo y déjame pensar en cómo se supone que tengo que ayudarte.” Como si estuviera demostrándoselo, Stevie Rae se sentó, cruzando las piernas, con la espalda contra el árbol de cedro viejo que lloraba agujas de hielo. Cuando él no se movió, hizo un ruido impaciente y le indico un espacio enfrente suyo. “Siéntate” le ordeno.
El se sentó.
“¿Y ahora?” pregunto.
“Bien, dame un minuto. No estoy realmente segura de cómo hacer esto.”
La vio enrollar uno de sus rubios rizos suavemente alrededor de su dedo y arrugar la frente un rato y luego el ofreció. “Te ayuda pensar si recuerdas lo que hiciste para que el molesto novato tropezase ¿pensaste que el podría desafiarme?”
“Dallas no es molesto, él pensaba que me estabas atacando.”
“Por suerte no lo estaba.”
“¿Entonces por que preguntas?”
Incluso con el dolor en su cuerpo, su tono lo divertía. Ella sabía muy bien que el novato no hubiera supuesto ninguna amenaza para el, incluso en su debilitada condición. Rephaim pudo haberla atacado sin problemas, o a cualquier otra persona, el joven impotente no le hubiera detenido. Sin embargo el chico tenía una media luna roja, por lo que significaba que era uno de sus súbditos y era muy leal a Stevie Rae. Así que Rephaim inclino la cabeza en señal de conformidad y solo dijo. “Debido a que habría sido un inconveniente si hubiera tenido que defenderme.”
Los labios de Stevie Rae se curvaron en un amago de sonrisa. “Dallas en realidad pensaba que estaba protegiendome.”
“Tú no lo necesitas.” Rephaim pronuncio las palabras sin pensar. La mirada de Stevie Rae se encontró con la suya y su pulso aumento. El deseaba poder leer sus expresiones más fácilmente. Creyó ver la sorpresa en sus ojos y tal vez un destello de esperanza tenue, pero vio también miedo–algo de lo que estaba seguro. ¿Miedo a el? No, ella había demostrado que no le tenía miedo. Así que el miedo tenía que estar dentro, de algo que no era el, si no que se había activado. Sin saber que más decir agrego. “Como tú has dicho antes, no podría haber matado ni a una mosca. Yo no era una amenaza para ti.”
Stevie Rae parpadeo un par de veces, como si despejara su pensamiento y luego se encongio de hombros y dijo: “Si, bueno, he tardado mucho tiempo en convencer a todo el mundo en la Casa de la Noche de que es una extraña coincidencia que cayeras del cielo al mismo tiempo en que la oscuridad se manifestaba y que no me estabas atacando. Saber que aun hay Cuervos Mockers en Tulsa ha hecho súper difícil para mí salir sola de la escuela.”
“Debería irme.” Las palabras lo hicieron sentirse extrañamente vacio.
“¿A donde quieres irte?”
“Al este,” dijo sin dudarlo.
“¿Este?, ¿Quieres decir al este, hacia Venecia? Rephaim, tu padre no está en su cuerpo. No puedes ayudarlo yendo ahí ahora mismo. Creo que puedes ayudarle estando aquí y trabajando conmigo para hacer que ambos vuelvan. Zoey y el.”
“¿Tú no quieres que me vaya?”
Stevie Rae miro hacia abajo, como si estudiara la tierra bajo ella. “Es difícil para un vampiro que la persona de la que esta imprimada este demasiado lejos.”
“Yo no soy una persona.”
“Si, pero eso no nos detuvo de imprimarnos, así que estoy pensando que las reglas se aplican por igual para ti y para mí.”
“Entonces, me quedare hasta que me digas que me vaya.”
Ella cerró los ojos como si las palabras le hubieran herido y tuvo que obligarse a permanecer inmóvil y no acercarse para confortarla, o tocarla.
¿Tocarla? ¿Él quiera tocarla?
Cruzo los brazos sobre su pecho en una negación física del pensamiento que le dejaba en shock.
“Tierra,” el dijo, su voz sonando muy fuerte en el silencio que había caído entre ellos. Ella lo miro y vio la pregunta en su mirada. “Tú la has llamado antes, cuando hiciste tropezar al novato rojo. Tú la llamaste para decirle que se habrá y te cobijara, para que pudieras escapar de la luz del sol en la azotea. La llamaste para cerrar el túnel detrás de mí en la abadía. ¿No puedes simplemente llamarla ahora y hacerle tu petición?”
Sus suaves ojos azules se ampliaron. “¡Tienes razón! ¿Porque lo estaba haciendo tan difícil? Lo he hecho un trillón de veces para otras cosas. No hay razón que no pueda hacerlo ahora.” Estiro sus manos, con las palmas hacia arriba. “Aquí, agárrame”.
Fue demasiado fácil para el desplegar los brazos y poner sus palmas sobre las de ella. Miro sus manos unidas, y repentinamente se dio cuenta, que excepto por Stevie Rae, el nunca antes había tocado a algún humano por cualquier razón, que no fuera la violencia. Y ahora, ahí estaba él, tocándola—suavemente—gentilmente—calmadamente. Su piel se sentía bien contra la suya. Estaba caliente. Y suave. Sus palabras llegaron a él entonces, y lo que estaba diciendo se movió en su interior, anidando allí en algun lugar distante que nunca antes había sido tocado.
“Tierra, tengo un gran favor que pedirte. Rephaim aquí, es especial para mí. El tiene dolor, y está teniendo problemas para ponerse bien. Tierra, he pedido prestadas tus fuerzas antes—para salvarme—para salvar a aquellos que me importan. Esta vez te estoy pidiendo que prestes tus fuerzas para ayudar a Rephaim. Es lo correcto.” Hizo una pausa y lo miro. Sus ojos se encontraron mientras ella repetía las mismas palabras que él le había dicho a la oscuridad cuando pensó que ella no le habia oído. “Veras, el está herido por mi culpa. Cúrale. Por favor.”
El suelo tembló bajo sus pies. Rephaim estaba pensando que era justamente como la piel de algún animal sacudiéndose extrañamente, cuando Stevie Rae jadeo y contrajo su cuerpo bruscamente.
Rephaim empezó a alejarse, queriendo detener cualquier cosa que le estaba ocurriendo a ella, pero ella presiono sus manos con fuerza diciendo, “¡No! ¡No te sueltes! Está bien.”
Entonces el calor pasó por sus palmas hacia las suyas. Por un instante, le recordó la última vez que había invocado al poder inmortal de la sangre de su padre, y que la oscuridad había respondido en su lugar–pasando a través de su cuerpo, curando su brazo y su ala rota. Pero rápidamente Rephaim entendió que existía una diferencia esencial entre el ser tocado por la oscuridad y el ser tocado por la tierra. Donde antes el poder había estado sucio y consumido, hinchándolo con energía y disparándola a través de su cuerpo, ahora lo que lo llenaba era como el viento del verano debajo de sus alas.
Su presencia en su cuerpo no fue menos dura de lo que lo había sido la oscuridad, pero el poder de la luz venia templado con su compasión—llena de vida y de salud creciendo por encima de su frialdad y violencia. Era como un bálsamo para su sobrecalentada sangre, calmando el dolor que latía en su cuerpo. Cuando el calor de la tierra llego a su espalda–a ese lugar crudo, y sin cicratizar de donde sus grandes alas crecían—el alivio fue tan instantáneo que Rephaim cerró los ojos, y dejo salir un suspiro mientras la agonía se evaporaba.
Y, a través de la curación, el aire alrededor de Rephaim se lleno de la fragancia embriagadora y reconfortante de agujas de cedro y la dulzura de la hierba de verano.
“Piensa en enviar la energía de vuelta a la tierra,” la voz de Stevie Rae era suave, pero insistente. Empezó a abrir los ojos y soltar sus manos, pero de nuevo ella se aferro a él, diciendo. “No. Mantén los ojos cerrado. Quédate como estas, pero imagina el poder de la tierra como una luz brillante verde que viene de la tierra debajo de mí, elevándose a través de mi cuerpo y mis manos, hacia tí. Cuando sientas que ha hecho su trabajo, imagina que ese poder brota de tu cuerpo de nuevo a la tierra.”
Rephaim mantuvo los ojos cerrados, y pregunto; “¿Por qué? ¿Por qué dejar que se vaya?”
Podía oír la sonrisa en su voz. “Debido a que no es tuyo, tonto. Tú no puedes ser dueño de este poder. Pertenece a la tierra. Solo se puede pedir prestado y luego enviarla de nuevo con un muchas gracias.”
Rephaim casi le dijo que era ridículo—que una vez que te hayan dado el poder, lo dejes ir. Quédatelo y úsalo y poséelo. Casi lo dijo, pero no pudo. Esas palabras le parecían malas mientras estaba lleno de la energía de la tierra.
Así que en vez de eso, hizo lo que se sentía bien. Rephaim imagino la energía que lo llenaba como un haz de luz verde brillante y sintió como esta lo recorria por su columna vertebral y de nuevo iba de regreso hacia la tierra de donde había venido. Y mientras el calor de la rica tierra salía de él, él dijo dos palabras en voz muy baja: “Muchas gracias.”
Entonces era el de nuevo. Sentado bajo un gran árbol de cedro en un suelo húmedo y frio, de la mano de Stevie Rae.
Rephaim abrió los ojos.
“¿Mejor ahora?” pregunto ella.
“Si. Mucho mejor.” Rephaim abrió las manos y esta vez, ella también se aparto.
“¿En serio? Quiero decir, sentí a la tierra y pensé que debía de canalizarla a través de mi hacia ti y parecía que lo estabas sintiendo“. Ella ladeo la cabeza, estudiándolo. “Te ves mejor. Ya no hay dolor en tus ojos.”
Se puso de pie, ansioso de enseñárselo, y abrió los brazos, desplegando sus enormes alas, como si pudiera flexionar cada musculo. “¡Mira! Puedo hacer esto sin ninguna dificultad.”
Estaba sentada en el suelo mirando hacia él, con los ojos abiertos. La expresión de su rostro era tan extraña que automáticamente bajo los brazos y cruzo las alas a su espalda.
“¿Qué sucede?” pregunto. “¿Que está mal?”
“Yo-yo había olvidado que volaste hasta el parque. Bueno, y tambien desde el parque hacia aquí.” Hizo un sonido que podría haber sido una risa si no hubiera sonado tan ahogada. “¿Es estúpido verdad?, ¿Como pude haber olvidado algo como eso?”
“Supongo que te acostumbraste a verme roto”, el dijo, intentando entender porque ella de repente parecía tan alejada de el.
“¿Que arreglo tu ala?”
“La tierra”, dijo el.
“No, no ahora. No estaba rota cuando llegamos aquí. El dolor que tu sentías no tenía nada que ver con esto.”
“Oh, no. He estado sano desde anoche. El dolor era causado por los restos de oscuridad y lo que le hizo a mi cuerpo.”
“Entonces, ¿como tu ala y tu brazo se arreglaron anoche?”
Rephaim no quería contestar. Mientras ella lo miraba con esos grandes ojos acusadores, se encontró queriéndo mentirle, decirle que había sido un milagro de la inmortalidad en su sangre. Pero no podía mentirle. No le mentiría.
“Llame a los poderes que me pertenecen debido a la sangre de mi padre. Tenía que hacerlo. Te escuche gritar mi nombre.”
Ella parpadeo y el vio un rayo de entendimiento en su mirada. “Pero el toro dijo que estabas lleno de su poder no del de tu padre.”
Rephaim asintió. “Sabía que era diferente. No sabía porque. Tampoco comprendi porque la misma oscuridad se adentraba en mí.”
“Entonces la oscuridad te curo.”
“Si, y despues la tierra me sano de la herida que dejo la oscuridad dentro de mi.”
“Okay, bien, genial.” Ella se levanto bruscamente y se sacudió los pantalones vaqueros. “Estas mejor ahora y yo tengo que irme. Como he dicho, es difícil para mí salir ahora de la Casa de la Noche con todo eso de que Cuervos Mockers acechan la ciudad.”
Ella empezó a caminar rápidamente y el extendió su mano para agarrarla de la muñeca. Stevie Rae se aparto de él.
La mano de Rephaim cayó a su lado, y dio un paso lejos de ella.
Se miraron el uno al otro.
“Me tengo que ir,” repitió.
“¿Vas a regresar?”
“¡Tengo que hacerlo! ¡Lo prometí!” Ella le grito las palabras, y el sintió como si le hubiera abofeteado.
“¡Te libero de tu promesa!” le grito de regreso, enfadado de que esa pequeña mujer pudiera causar esos disturbios en su interior.
Sus ojos brillaron suspicazmente cuando dijo. “No es a ti al que yo se lo prometí–no puedes liberarme.” Entonces paso junto a el, girando su cabeza para que no pudiera verle la cara.
“No vuelvas solo porque tienes que hacerlo. Vuelve solo cuando asi lo quieras” grito el, detrás de ella.
Stevie Rae no se detuvo y no miro hacia atrás. Se limito a irse.
Rephaim se quedo allí mucho tiempo. Cuando el sonido de su coche desapareció, finalmente se movio. Con un grito de frustración el Cuervo Mocker corrió y luego se lanzo hacia el cielo nocturno, batiendo el viento frio con sus enormes alas y subiendo hasta encontrar las temperaturas termales que lo mantuvieran, le sujetabn, y le llevaban hacia cualquier lugar—a todas partes.
¡Solo llévame! ¡Sácame de aquí!
El Cuervo Mocker se abalanzo hacia el este, alejándose de la dirección que había tomado el coche de Stevie Rae–lejos de Tulsa y la confusión que había en su vida desde que ella había entrado en ella. Luego cerró su mente a todo menos a la alegría familiar del cielo, y voló.
[1] Energizer: Según su slogan: son pilas que duran más que la deás. Con más potencia.
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