viernes, 4 de diciembre de 2009

CAPITULO 32 - Tempted (TENTADA)

ZOEY

“Venecia esta siete horas adelantada de nosotros”, Lenobia hizo la aclaración. Ella nos había encontrado fuera del punto de inspección de seguridad VIP. “Cuando aterricen, estará acabando la tarde allí. Intenten dormir todo lo que puedan en el avión. El Concejo Superior será convocado poco después del crepúsculo, y deberán esperar para estar allí y atentos”.
“¿Cómo va Stark a resistir el sol?” Pregunté.
“Le he informado al Concejo Superior las necesidades de Stark. Me han asegurado que Stark será escudado del sol. Deberían saber que están realmente ansiosos por conocerle y sumamente curiosos acerca de esta nueva clase de vampiro”.
“¿Curiosos, como si quisieran estudiarme como una rata de laboratorio?” dijo Stark.
“No dejaremos que eso ocurra”, dijo Daríus.
“Creo que ustedes deberían tener presente que el Concejo Superior está compuesto por siete de las más sabias y ancianas Altas Sacerdotisas vivas. No se comportan cruelmente, ni son impulsivas”, dijo Lenobia.
“¿Así es que todas son parecidas a Shekinah?” preguntó Jack.
“Shekinah fue la Alta Sacerdotisa Vampira, así es que ella era única, pero cada miembro del concejo es elegido por el cuerpo de vampiros para ocupar el puesto. Se mantienen por cincuenta años, y entonces un nuevo miembro es elegido. Ningún miembro puede permanecer en el cargo consecutivamente.
“Los integrantes del concejo vienen de todas partes del mundo, y son conocidos por su sabiduría”.
“Que quieres decir, deberían ser lo suficientemente listos para no dejarse engañar por Kalona y Neferet”, dije.
“No es por lo listo que tenemos que preocuparnos”, dijo Afrodita. “Es la elección. Hay un montón de vampiros listos en nuestra Casa de la Noche que permanecen fieles y permitirán que Kalona y Neferet los atropelle”.
“El punto de Afrodita es válido”, dijo Damien.
“Así es que debemos prepararnos para cualquier cosa”, dijo Daríus.
“Pienso lo mismo”, convino Stark.
Lenobia asintió con la cabeza solemnemente. “Recuerden que el resultado de esto podría cambiar el mundo como lo conocemos”.
“Bien, mierda. No hay presión allí”, dijo Afrodita.
Lenobia le lanzó una mirada penetrante, pero no le dijo nada a ella.
En lugar de eso me asombró mirando a Jack. “Creo que tú deberías quedarte aquí”, le dijo ella.
“¡Oh, de ninguna manera! Voy donde Damien va”, dijo Jack.
“Dónde Damien va es peligroso”, dijo Lenobia.
“¡Entonces con mayor razón voy con él!”
“Creo que él debería ir”, dije. “Él es parte de esto. Y más”, continué, siguiendo mis instintos y el conocimiento por el sentido de justicia dentro de mí que expresaba algo que Nyx quería que todo el mundo escuchara, “Jack tiene una afinidad”.
“¿Qué? ¿Debo ir?”
Le sonreí. “Pienso que sí. Tu afinidad es para la magia del mundo moderno—la tecnología”.
Damien sonrió abiertamente. “¡Es verdad! Jack comprende todo lo audiovisual o computadoras. Sencillamente es un genio tecnológico, pero en realidad es una diosa genio tecnológico al cuadrado”.
“¡Oh Dios mío! ¿Eso es muy cool?” dijo Jack.
“Entonces estás en lo correcto, Zoey. Jack debería ir contigo. Nyx lo ha dotado por algo, y ese propósito muy bien podría serte de gran utilidad”.
“Sí, y también—” intentaba contarle sobre nuestro otro viajero, cuando Heath llegó al trote hasta nosotros, con su mochila sobre el hombro.
“¿Tú consorte también va?” Lenobia concluyó, mirando con una ceja alzada a Heath.
“¡Demonios que sí!” dijo Heath, rodeándome con el brazo. “Nunca se sabe cuándo podrías necesitar morderme”.
“Okey, Heath, sííií, todo el mundo comprende eso”. Podía sentir las mejillas enrojeciendo y a propósito mantuve mi mirada fija en Stark.
“Como el consorte de una Suma Sacerdotisa, se te permitirá entrar en la Cámara del Concejo”, le dijo Lenobia a Heath. “Pero no podrás hablar”.
“Hay muchas reglas sobre cómo actuar en la Cámara del Concejo, ¿No es así?” Dijo Damien.
Mi estómago se apretujó más. “¿Reglas?”
“Las hay”, dijo Lenobia. “Es un antiguo sistema diseñado para prevenir desordenes, sin embargo a los oradores se les da una audiencia imparcial. Debes seguir las reglas, o serás escoltada de la Cámara”.
“¡Pero no conozco las reglas!”
“Es por eso qué mi amiga, Erce, Domadora de Caballos de la Isla San Clemente, te encontrará en el aeropuerto. Ella les llevará a sus cuartos en la isla y te pondrá al tanto sobre el protocolo del Concejo”.
“¿No puedo decir nada?”
“¿Eres discapacitado?” Afrodita le preguntó a Heath. “Es lo qué Lenobia acaba de decirte”.
“No estoy del toda segura de que se te permita entrar a la Cámara del Concejo”, Lenobia le dijo a Afrodita.
“¿Qué? Pero soy...” Sus palabras chispearon. La verdad es que, técnicamente, Afrodita era una humana. Una humana anormal, a pesar de todo.
“Erce pide que esté presente”, continuó Lenobia. “Dios dirá si la admiten o no”.
“¿Chicos, por qué no van ustedes al avión? Yo tengo que hablar con Lenobia por un segundo”.
“Ustedes abordan en la puerta veintiséis”, dijo Lenobia. “Benditos sean, que Nyx los acompañe”.
“¡Bendita seas!” dijo todo el mundo, y se dirigieron hacia la ondulante línea de seguridad.
“¿Cómo están los novatos heridos?” Pregunté.
“Mucho mejor. Gracias por lo que hiciste por ellos”, dijo ella.
Me sacudí su agradecimiento. “Me alegro de que estén mejor. ¿Qué hay de Dragon?”
“Profundamente apesumbrado”.
“Lo siento mucho”, dije.
“Derrotar a Kalona. Detener a Neferet. Eso ayudará a Dragon”.
Ignoré los erráticos y ligeros saltos de pánico dentro de mí y cambié el tema. “¿Qué vas a hacer con los novatos rojos?”
“He considerado eso, y que creo que deberíamos honrar la voluntad de su Suma Sacerdotisa. Hablaré con Stevie Rae cuando regrese a la escuela y nosotros decidiremos lo que ella cree más conveniente para su gente”.
Se sintió chistoso oír a Lenobia llamar a Stevie Rae una Suma Sacerdotisa, pero muy cómico. “Necesitas saber que hay más novatos rojos que simplemente están con Stevie Rae”.
Lenobia asintió. “Darius me ha informado”.

“¿Qué vas a hacer con ellos?”
“Al igual que con los demás, esa decisión debería incluir a Stevie Rae. Es una situación difícil. Aun no sabemos exactamente en lo que ellos se convirtieron—o no se han convertido”. Lenobia puso su mano en mi hombro. “Zoey, no debes permitir que lo que pueda estar ocurriendo aquí te distraiga. Enfoca la atención en Kalona y Neferet y el Concejo Superior. Confío en que te ocuparas de nuestra Casa de la Noche”.
Suspiré. “Está bien, lo haré. O por lo menos lo intentaré”.
Ella sonrió. “Le he informado al Concejo Superior que te consideramos nuestra Suma Sacerdotisa”.
Sentí una pequeña sacudida de conmoción. “¿En serio?”
“Muy en serio. Lo eres, Zoey. Te lo has ganado. Y estás conectada a Nyx en un modo que ningún otro novato vampiro ha estado alguna vez. Mantente obediente a la Diosa y enorgullécenos”, dijo ella.
“Haré lo posible”.
“Y eso es todo lo que te pedimos. Bendita seas, Zoey Redbird”.
“Bendita seas”, dije. Entonces seguí a mi pandilla a la puerta veintiséis, intentando no pensar demasiado en el hecho que una Suma Sacerdotisa de Nyx no tuviera derecho de soñar con el ex Guerrero de otra Diosa.
“¡Hola, abuelita! ¿Cómo te sientes?”
“¡Oh, Zoeybird! Estoy mejor ahora. Creo que el fin de la tormenta me ha fortalecido. El hielo es bello, pero sólo en pequeñas dosis”, dijo mi Abuelita.
“Oye, no creas que esto significa que necesitas volver rápidamente a la granja de lavanda. Por favor prométame que dejarás que la hermana Maria Ángela te cuide por algún tiempo”.
“Oh, no temas, u-lI'e-tsi-a-ge-ya. Más bien, me he percatado que me agrada la compañía de la buena hermana. ¿Vendrás a verme esta noche? ¿Cómo están las cosas en la escuela?”
“Pues bien, Abuelita, es por eso que te llamé. Me preparo para tomar el Jet de la escuela y voy a Venecia. Kalona y Neferet están allí, y tal parece que se están entrometiendo con el Concejo Superior”.
“Eso es malo, u-lI'e-rsi-a-ge-ya. No iras a esa batalla sola, ¿verdad?”
“De ninguna manera, Abuelita. Toda la pandilla está conmigo, y Heath”.
“Bien. No sientas vergüenza de usar esa conexión para ti; es el orden natural de las cosas”.
Las lágrimas quemaron mi garganta. El constante amor de mi abuela, sin que importe mi condición de vampiro-monstruo y lo extraño que mi vida ha llegado a ser, era la base de mi mundo entero. “Te amo, Abuelita”, me atraganté.
“Y yo a ti, u-lI'e-rsi-a-ge-ya. No te preocupes por una mujer vieja. Enfoca tu atención en tu tarea a la mano. Estaré aquí cuando hayas ganado tu batalla”.
“Pareces tan confiada de que lo haré”.
“Confío en ti, u-lI'e-tsi-a-ge-ya, y segura que tienes el favor de tu Diosa”.
“Abuelita, tuve un sueño realmente extraño sobre Kalona”. Bajando la voz, si bien me había alejado desde donde los chicos estaban esperando en la puerta de nuestro avión, listos a embarcarse. “Vi que Kalona no siempre ha sido malo. Él solía ser el Guerrero de Nyx”.
La abuelita guardó silencio por unos largos momentos. Finalmente dijo, “esto suena más como una visión que un sueño”.
Podía sentir la honestidad de lo que decía. “¡Una visión! ¿Así que significa que es verdad?”
“No necesariamente, sin embargo deberías darle más importancia que a un simple sueño. ¿Parecía real?”
Mordí mi labio, y entonces admití, “sí, lo que veía se sentía como si fuera verdad”.
“Acuérdate de moderar los sentimientos con el sentido común. Escucha y presta atención a tu corazón y el alma”.
“Lo intento”.
“Pondera tus sentimientos con la lógica y la razón a través de ellos. Tú no eres A-Ya. Eres Zoey Redbird, y tienes libre albedrío. Si se pone demasiado abrumador, mira hacia tus amigos, especialmente Heath y Stark. Están conectados a ti, a Zoey, y no al fantasma de una damisela cherokee antigua”.
“La razón está de tu parte, Abuelita. Lo recordaré. Soy yo, y eso no va a cambiar”.
“¡Zo! ¡Aborda el avión!” Heath llamó.
“Tengo que irme, Abuelita. ¡Te amo!”
“Mi amor va contigo, u-lI'e-tsi-a-ge-ya”.
Abordé el avión sintiéndome renovada por el amor de mi abuelita. Ella estaba en lo correcto. Necesitaba balancear lo que sabía de Kalona y lo que pensaba podría saber de él.
Mi actitud positiva fue reforzada por el fantástico Jet en el que estábamos volando. Era completamente de primera clase con enormes asientos de cuero que se podían extender completamente y cubre ventanas súper gruesas, las cuáles inmediatamente recorrí para cerrarlas.
“Por el momento no hay sol allá afuera, idiota”, dijo Afrodita.
“Sólo me encargo de esto ahora en caso que alguno de ustedes olvide—hice unas comillas en el aire—cerrarlas más tarde”.
“No voy a quemar a tu Guerrero”, dijo Afrodita. “Sino mi Guerrero tendría demasiado que hacer”.
“Nunca estaré demasiado ocupado para ti”, dijo Daríus, ocupando el asiento al lado de ella y alzando el brazo que los separaba de modo que pudieran acurrucarse.
“Dan ganas de vomitar”, dijo Erín.
“Vamos al fondo del avión para que no enfademos a Afrodita”, dijo Shaunee.
“¿Hay un servicio de bebidas en este avión?” preguntó Damien.
“Espero que sí. Me caería bien algún refresco gaseoso”, dije, apreciando que todo el mundo sonara tan normal como si se tratase de un viaje estudiantil.
“Lenobia dijo que estaríamos por nuestra propia cuenta en este vuelo, pero apostaría que podrías rebuscar por aquí después de despegar para encontrar algo de beber”, dijo Daríus.
“Sé dónde guardan las bebidas”, dijo Stark. “Éste es el avión que me trajo desde Chicago. Te conseguiré algo tan pronto como levantemos vuelo”. Entonces él señaló el asiento vacío junto a él. ¿Te sientas junto a mí?”
“¡Oye, Zo!” Heath llamó desde la parte trasera del avión. “Te reservé un asiento aquí”.
Suspiré. “Sabes qué, pienso que voy a sentarme por acá sola e intentaré dormir. El desfase horario es un fastidio”, dije, escogiendo un asiento a medio camino entre Heath y Stark.
“Tomé un Xanax. Sé cómo volar”, dijo Afrodita. ''Estaré lista para arrasar las tiendas al segundo que aterricemos en Venecia”.
“¿Tiendas?” gritó Shaunee.
“¿Compras?” dijo Erín.
“Quizá deberíamos hacer un reconocimiento con Afrodikey”, dijo Shaunee.
“Excelente idea, Twin”, convino Erín.
Sonreí a medida que las gemelas avanzaban hacia el asiento en frente de Afrodita, quien las desairó con sarcasmo, pero se lanzó rápidamente en una entusiasta lista de posibilidades de compras en Venecia.
“Aquí”. Stark me dio una manta y una almohada. “Empieza a hacer frío en los aviones a veces, especialmente cuando estás tratando de dormir”.
“Gracias”, dije. Quise decirle que me gustaría acurrucarme con él, pero que no me gustaría qué eso hiciera sentir mal a Heath (quién estaba en un gran debate con Jack sobre que computadoras eran mejores, las Macs o los PCs).
“Oye, está bien. Entiendo”, dijo Stark, hablando en susurro.
“Eres el mejor Guerrero del mundo”.
Él sonrió con esa abierta, pequeña y arrogante sonrisa que me gusta tanto y me besó en la parte superior de mi cabeza. “Duérmete. Mantendré un oído psíquico en tus sentimientos. Si las cosas se ponen extrañas, te despertaré”.
“Cuento con eso”, dije.
Me envolví con la manta y la almohada que mi Guerrero me había dado, y me quedé dormida casi antes de que estuviéramos en el aire.
Si soñé no lo recordé.

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