Darius comenzó a caminar hacia delante, tirando de mí y de los elementos. Llegamos a la pequeña entrada del dormitorio de las niñas. Había una amplia escalera, enmarcada con muros de piedra escalonados, a la altura de la cintura, excelente para sentarse y coquetear con tu novio después de que este te escoltara a la puerta y te diera el besó de las buenas noches antes de irse.
Lo qué estaba haciendo Stark era una retorcida parodia de un beso de-buenas-noches, que usualmente solía suceder allí. Él sostenía a una chica entre sus brazos como si la estuviera abrazando, apenas unos minutos antes de que el cerrara sus dientes en su cuello, no me hubiera dado cuenta de que la chica trataba de alejarse de el. Vi, horrorizada, como Stark, estaba ajeno a nuestra presencia, y continuó su ataque contra ella. No importaba que la chica ahora estuviera gimiendo con suplica sexual. Digo, todos sabemos que es lo que pasa cuando un vampiro muerde a alguien: ¡los receptores sexuales de ambos se activan! (y en este caso, fueron sin duda los de su víctima) obviamente la vampiresa estaba siendo estimulada. Ella físicamente sentía sin duda su deseo, pero sus amplios ojos, lucían aterrorizados, y la rigidez en su cuerpo hizo evidente que si ella pudiera, combatiría contra el. Stark bebía enormes tragos de su garganta. ¡Sus gemidos eran salvajes y su mano libre, la mantenía apretada contra su cuerpo, mientras hurgaba bajo la falda de la chica, levantándola de modo que él pudiera situarse ente sus piernas y…
- ¡Libérala! - ordeno Darius, soltando mi brazo de su agarre y saliendo del escondite de niebla y noche que habían estado escondiéndonos.
Stark dejo caer a la chica, sin pensarlo demasiado era como quien le da un gran sorbo a una QT Big Glup . Ella gimoteo y a rastras se alejo de él acercándose a Darius. Darius me arrojó un pañuelo viejo que llevaba en su bolsillo y me dijo: "Ayúdala". Luego él se interpuso, como una montaña de músculos, entre la histérica chica y yo y Stark.
Me acuclille, percatándome para mi gran sorpresa que la chica era Becca Adams, una bonita rubia de cuarto que había estado enamorada de Erik. Mientras miraba a Darius enfrentarse a Stark, le entregue el pañuelo a Becca mientras me encargaba de murmurarle palabras tranquilizadoras.
- Parece que tú, sigues entrometiéndote en mi camino - dijo Stark, sus ojos rojos aun brillaban, y había sangre en su boca que él había limpiado distraídamente con su manga. Una vez más, pude ver una oscuridad que se impulsaba a su alrededor. No era completamente visible, pero esa sombra pasó muchas veces en frente de mi visión, algo que era más fácil de ver cuando yo no la estaba buscando.
Entonces me golpeó. Sabia donde había visto esa extraña oscuridad liquida antes. ¡Había estado entre las sombras de los túneles y allí fue donde había visto la espectral forma de Neferet, que luego se había convertido en el Cuervo Moker, el que casi me había matado! Ahora recordando eso, pude recordar a esa extraña sombra. Estaba segura de que había estado presente, como un pulso de vida en torno a Stevie Rae antes de que ella cambiara, sólo entonces mis ojos y mente habían registrado la necesidad, la angustia y la lucha por la que había pasado mi mejor amiga cuando lucho contra esa oscuridad. ¡Diosa, había sido una idiota! Aun abrumada, estaba tratando de dar sentido a estos nuevos conocimientos mientras Darius se enfrentaba a Stark.
- Quizás nadie te ha explicado que los hombres Vampiros no abusan de las mujeres, ya sean humanas, vampiras o novatas - Darius hablo serenamente, como si estuviera teniendo una conversación normal con un amigo.
- No soy un Vampiro - Stark apunto hacia el tatuaje de media luna roja en su frente.
- Eso es un detalle insignificante - Darius hizo señas de sí mismo a Stark - No abuses de las mujeres. Alguna vez. La diosa nos ha enseñado lo mejor.
Stark sonrió, pero su gesto carecía de un verdadero humor.
- Creo que vas a encontrar que las reglas han cambiado por aquí.
- Bueno, chico, creo que encontrarás que algunos de nosotros aun acatamos las reglas escritas - Darius señalo su corazón - Y en las normas escritas no hay campo para los caprichos cambiantes quienes nos rodean.
Stark tenía la cara endurecida. Elevo su mano libre y tiró de un arco que tenía instalado en una correa a su espalda. Él tomó una flecha de la aljaba, me supuse que era un bolso colgando sobre su hombro (no sabia bien si era un bolso; Stark no era precisamente un hombre que usara un bolso). Él puso la flecha en el arco y le dijo:
- Creo que me voy a asegurar de que nunca más te metas en mi camino de nuevo.
- ¡No!- me puse de pie colocándome junto a Darius, mi corazón se acelero como loco - ¿Qué demonios te ha pasado Stark?
- ¡Estoy muerto! - gritó, torciendo la cara en una ira fantasmal, la oscuridad giro a su alrededor. Ahora que era visible para mí, me preguntaba cómo es que nunca la había notado. Haciendo caso omiso de la sombra del mal, continúe confrontándole.
- Ya lo se – le grite - Yo estuve allí, ¿recuerdas? - eso le hizo hacer una pausa. La flecha que nos apuntaba, bajo solo un poco. Tome eso como un buen signo, y proseguí – Dijiste que volverías por Duquesa y por mi.
Cuando dije el nombre de su perra, el dolor invadió toda su cara, y de repente el lucia joven y vulnerable. Pero la expresión sólo duró un instante. Parpadee y el volvió a ser peligroso y sarcástico, aunque sus ojos habían dejado de ser rojos brillantes.
- Sí, estoy de vuelta. Pero las cosas son diferentes ahora. Y los cambios más grandes están por ocurrir – le dedico a Darius una mirada absoluta de repugnancia – Toda esa vieja mierda en la que crees no lo será más. Te hace débil, y cuando eres débil, mueres.
Darius negó con la cabeza. - El honrar a la Diosa no es debilidad.
-Sí, bueno, yo no he visto a la diosa caminando por aquí, ¿y tu?
-Sí, en realidad yo si – me atreví a hablar fuertemente – Yo he visto a Nyx. Ella estuvo justo allí - señale el dormitorio de las niñas – Hace solo un par de semanas.
Stark me miró en silencio durante mucho tiempo. Busque en su rostro, tratando de encontrar algún indicio de que seguía siendo él tipo con el que había tenido una conexión, al que yo había besado justo antes de que muriera entre mis brazos. Pero todo lo que pude ver era a un extraño impredecible, y en primer lugar en mi mente estaba el conocimiento de que si el disparaba, el no fallaría, el nunca fallaba darle a algo que tenia en la mira.
Y de repente recordé. Él no había matado a Stevie Rae. El hecho de que ella estaba viva probaba que él no había tenido la intención de matarla. Así que tal vez, aun quedaba un poco del viejo Stark dentro de él.
- Por cierto, Stevie Rae está bien -dije.
- Eso no significa nada para mí - dijo.
Me encogí de hombros.
- Sólo pensé que te gustaría saber, ya que fue una de tus flechas la que le atravesó.
- Yo estaba haciendo lo que me dijeron que hiciera. El jefe me dijo que la hiciera sangrar y yo la hice sangrar.
- ¿Neferet? ¿Es ella quien ejerce control sobre ti? - le pregunté.
Abrió los ojos ampliamente. - A mi nadie me controla.
- Tu deseo de matar te controla - dijo Darius – Si controlaras aquel impulso nunca habrías sometido a aquella novata.
- ¿Sí? Ya lo creo, bueno, estás mal. ¡Acertaste en lo de mi deseo por matar!. Me gustaría hacer lo que nunca imagine con esa chica. Es hora de que los vampiros gobiernen todo a su alrededor. Somos más inteligentes, más fuertes, somos mejores que los humanos. ¡Nosotros debemos estar a cargo, y no ellos!
- Esa novata no era un humano- la voz de Darius era como una filosa cuchilla, lo que me recordó que él no solo era un gran tipo, también era un hijo de Erebus y uno de los más poderosos guerreros vivos.
- Tuve sed y no había a mano algún humano - dijo Stark.
-Zoey lleva a la chica al dormitorio - Darius no aparto su mirada de Stark - Ella no esta a tu servicio, ni para tu conveniencia.
Me apresure hacia Becca y la ayude a ponerse de pie. Ella estaba algo inestable, pero era capaz de caminar. Cuando llegamos hasta Darius, el camino junto a nosotras, manteniéndose siempre entre nosotras y Stark. Cuando pasamos junto a él, Stark hablo con una fiera intensidad que envió un escalofrío que poco a poco bajo por mi espalda.
- Sabes que, todo lo que tengo que hacer es pensar en que quiero matarle y disparar esta flecha. Estés donde estés, estarás muerto.
- Si eso es así, entonces moriré - dijo Darius con mucha-naturalidad - Y tú serás un monstruo.
- ¡No tengo interés en ser un monstruo!
- Y a mi no me importa morir si es al servicio de mi Alta Sacerdotisa y, en definitiva, mi Diosa - contesto Darius.
- Si lo lastimas, arremeteré contra ti con todo lo que tengo – amenace a Stark.
Stark me miró, en sus labios se formo un rasgo fantasmal de la antigua linda sonrisa y engreída que solía tener.
- Tú también tienes una pequeña cantidad de un monstruo en ti, ¿no es así Zoey?
No pensé que ese desagradable comentario mereciera una respuesta, y obviamente tampoco Darius. Se mantuvo en su posición, abriendo la puerta del dormitorio y ayudándome a llevar a Becca dentro. En lugar de ser yo quien entrara, me detuve. La intuición me decía que tenia que hacer algo, y por mucho que deseaba hacer caso omiso a mi intuición, sabía que no debía.
- Voy a estar bien - le dije a Darius. Pude ver que iba a discutir conmigo, pero negué con la cabeza, y me apresure a decir - Confía en mí. Sólo necesito un segundo.
- Voy a estar tras la puerta - dijo Darius, Stark le lanzó una mirada dura y entro en el dormitorio.
Enfrente a Stark. Yo sabía que me estaba arriesgando con lo que iba a decirle, pero seguía recordando el poema de Kramisha y la línea que decía:
"La humanidad la salvará, ¿podrá ella salvarme?"
Al menos tenía que intentarlo.
- Jack esta al cuidado de Duquesa - le dije sin preámbulo.
Vi de nuevo el dolor en sus ojos, pero su voz no fue tocado por el
-¿Así?
- Sólo estoy diciendo que tu perro está bien. Que ha tenido un tiempo muy duro, pero ella está bien.
- Ya no soy quien solía ser, por lo que ya no es mi perro - Esta vez escuche un poco de dolor en su voz, lo que me dio un poco de esperanza y di un paso hacia el.
- Sabes, lo bueno de los perros es que te dan amor incondicional. A Duquesa no le importa de qué lado estés ahora. Ella aún te ama.
- No sabes de lo que estás hablando - dijo.
- Sí, lo se. He pasado un tiempo con tu perro. Ella tiene un gran corazón.
- Yo no estaba hablando de ella. Estaba hablando de mí.
- Bueno, he pasado algún tiempo con los novatos rojos, también. Por no mencionar que la primera vampira roja es mí mejor amiga. Stevie Rae es diferente de lo que solía ser, pero yo la amo todavía - le dije - Tal vez si tú pasaras algo de tiempo con Stevie Rae y el resto de los novatos rojos, no sé, tal vez podrías encontrarte de nuevo - dije eso con más confianza de la que yo sentía. Después de todo, yo había visto fragmentos de la oscuridad que rodeaba a Stark en los túneles, alrededor de los novatos rojos, pero no podía dejar de creer que lo mejor sería mantenerlo lejos de aquí, donde el mal parecía aparecer tan fácilmente.
- Claro - dijo con demasiada rapidez - ¿Por qué no me llevas con la vampiresa Stevie Rae y ¿a ver qué pasa?
- Claro - le dije con la misma rapidez - ¿Por qué no dejas tu arco y tus flechas y me enseñas como salir de la escuela sin tener que ver a los pájaros y todo eso? – endureció su expresión y se puso raro de nuevo.
- Yo no voy a ir a ninguna parte sin mi arco, y nadie dejara la escuela sin que ellos puedan saberlo.
- Entonces parece que no voy a llevarte con Stevie Rae – le dije.
- Yo no necesito que me muestres donde esta Stevie Rae. Ella sabe todo acerca de su pequeño escondite. Cuando ella quiera a tu amiga la tendrá. Si yo fuera tú, planearía ver a Stevie Rae, mucho antes de lo que pensaste que lo harías.
Una advertencia, las campanas sonaban como una señal de alarma de incendio en mi mente, y definitivamente no quería saber quien era “ella” de la que Stark me hablaba. Pero en lugar de mostrar cuán molesta estaba con Stark, sonreí con clama y dije:
- Nadie se esconde. Estoy justo aquí, y Stevie Rae esta en el lugar correcto donde ella completo su cambio. No es gran cosa. Además, siempre será genial verla, así que si ella se aparece por aquí, eso seria estupendo.
- Sí, como sea. No es gran cosa. Yo estoy bien donde estoy – él aparto la vista de mi, hacia la gélida niebla que nos envolvía perezosamente – No se por qué te se preocupas de todos modos.
Y repentinamente, sabía exactamente qué decir.
- Solo estaba intentando mantener mi promesa.
- ¿Qué quieres decir?
- Tú me pediste que te prometiera dos cosas antes de que murieras. Una de ellos era que no te olvidara, y yo no lo he hecho. Lo otro fue cuidar de Duquesa, y estoy dejándote saber que ella esta bien.
- Puedes decirle a ese chico Jack, que Duquesa ahora es su perro. Dile...- No estaba mirándome, se detuvo y dejo escapar un resoplido tembloroso -Dile que ella es un buen perro y que cuide de ella.
Continué siguiendo a mi intuición, crucé los pocos metros entre nosotros, y puse mi mano sobre su hombro, casi exactamente como lo había hecho la noche en que murió.
- Sabes que no tiene importancia lo que estas diciendo, o de a quien le pertenece ella, Duquesa siempre te pertenecerá. Cuando moriste, ella lloró. Yo estuve allí. Yo lo vi. No se me olvida. No voy a olvidarlo nunca.
Él no me miraba, pero poco a poco bajó su arco al suelo y puso su mano sobre la mía. Simplemente estábamos aquí y ahora. Tocándonos, sin decir nada. Estuve mirando su cara con cuidado, por lo que vi como esta se transformo. Stark presiono su mano sobre la mía, dejo salir un largo y lento aliento, y relajo su cara. El ultimo indicio del rojo de sus ojos y la extraña oscuridad comenzó a evaporarse. Cuando finalmente me miró, solo era el chico que yo había sostenido en mis brazos mientras moría, a quien le había escuchado decir que iba a volver.
- ¿Qué pasa si no hay nada en mí que valga la pena amar?- él me hablo en una voz tan baja que si no hubiera sido tan clara no lo hubiera oído.
- Creo que todavía puedes elegir lo que eres, o al menos en lo que te estas convirtiendo. Stevie Rae eligió la humanidad sobre el monstruo. Creo que eso es decisión tuya.
Se que lo que hice después fue estúpido. Ni siquiera estoy segura de por qué lo hice. Quiero decir, yo ya tenía problemas no resueltos con Erik y Heath. Lo último que necesitaba era a otro chico complicando más mi vida, pero en ese momento, solo éramos Stark y yo, y justo ahora, él era el mismo que una vez había estado entristecido por el don que Nyx le había dado, ya que había causado la muerte accidental de su mentor, el tipo que se había horrorizado ante la idea de herir a alguien de nuevo. El chico con el que yo había sentido una conexión inmediata y profunda, por el cual yo había pensado sobre si en realidad existía esa cosa de las almas gemelas, y había considerado, al menos durante unos breves momentos, que él podría ser el mío. Eso era todo en lo que estaba pensando mientras le daba un abrazo. Con mucho cuidado se inclino hacia mi presionando suavemente sus labios contra los míos, cerré los ojos lo bese suavemente y dulcemente. Él me besó de nuevo, lo hacia con mucho cuidado como si pensara que podía llegar a romperme.
De repente se puso tenso, y se separo de mí y retrocedió. Estaba segura de haber visto algunas lágrimas en sus ojos, antes de que él gritara.
- ¡Tienes que olvidarte de mi! - Stark recogió su arco y se alejo hacia la oscuridad en medio de la noche tempestuosa.
Cuando se marcho me quede allí siguiéndole con la mirada, peguntándome que diablos estaba mal conmigo. ¿Cómo podía haber besado a un tipo que había atacado a alguien tan sólo unos minutos antes? ¿Cómo podía sentir una conexión con alguien que podría ser más un monstruo que un hombre? Tal vez ni siquiera lo llegaría a saber yo misma. Solo sabía en lo que él se estaba convirtiendo.
Temblé. La fría humedad de la noche parecía haberse reacomodado a través de mi ropa, piel y mis huesos. Y me sentía cansada. Muy, muy cansada.
- Gracias, fuego, aire y agua - susurre al escuchar a los elementos – Ustedes me han ayudado esta noche, se pueden ir ahora - la niebla y el hielo formaron remolinos a mi alrededor y, a continuación, se apresuraron alejándose, dejándome a solas con la noche, la tormenta y mi confusión. Cansada camine de regreso hacia los dormitorios, deseando poder tomar una ducha caliente, y enroscarme en mi cama para poder dormir varios días.
Naturalmente, mi deseo no se cumpliría, claro…
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Hace 8 años
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